Mi primera novela corta, basada en una historia viví en el verano de 2004 en una recóndita academia pre-universitaria del centro de Lima. Un ataque imaginativo plasmado para poder darle un retoque criminal y morboso a una historia que realmente nunca existió. Aunque inspirada en sucesos reales, pero definitivamente, una ficción vivida dentro de mi interior; les presento El Putsch del Phoenix, memorias de un desquiciado. Dedicada a mi eterno y más grande amor, Evelyn Gonzales.
EL PUTSCH DEL PHOENIX:
Memorias de un desquiciado
Por Armel Alberto
Torres Zen
PRÓLOGO
Amor,
pasión, deseo u obsesión. Sentimientos típicos, pero que definitivamente matan
cuando la mezcla intensiva de todos ellos te llevan al borde de la locura.
Una
presunta historia de amor narrada desde la perspectiva psicótica de un enfermo
mental, cuya aflicción, lo lleva a una lucha interna dentro de sí mismo en
contra de su timidez y a la manipulación de todo su entorno social para poder
llegar a satisfacer sus necesidades emocionales de una manera distorsionada y
errónea, desencadenando horror y caos de todo el que lo rodea.
Antonio,
joven de clase media de familia italiana, estudiante y profesional promedio, su
lucha, su crimen, su escape, son síntomas de su demente obsesión de creer estar
enamorado de una mujer sin razón alguna, echando a la borda su vida sin sentido.
Ambientada
en la década del año 2000 en la ciudad de Lima, Perú e inspirada en una
historia real. A continuación presento las memorias de Antonio di Bassano y su PUTSCH
DEL PHOENIX, un drama basado en la irracionalidad de un ser que creía amar.
Armel
Alberto Torres Zen.
24
de julio de 2005.
Dedicado a
Evelyn Gonzales Montoya
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Agradecimientos
Verónica Torres Soto
Blanca Castro Jara
Milagros Iriarte Santillana
Javier Aliaga Cornejo
Ángel Anardo Castillo
Beatriz Dueñas Salazar
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“Estaban todos
muertos. El amor mata. ¿La quería?, ¿Tenía elección?
El pasado es un
agujero insondable. Intentas huir de él, pero cuanto más huyes más grande se
hace. Los bordes del precipicio te rozan los talones. Tu única opción es
girarte y hacerle frente. Pero es como mirar dentro de la tumba de tu amor o
como besar el cañón de una pistola con una bala en su negro nido, lista para
volarte la cabeza.
Al despertarme
esta noche, creí que las cosas no podían empeorar, abrí los ojos y todo
recuperó la nitidez, estaba muerta. Yo estaba herido, mi crimen, lo que había
hecho, era como un abismo en mi espalda. Tenía que alejarme lo antes posible”.
Es
fascinante poder manipular el destino a tu antojo, incluso el tuyo propio, en
mi cabeza no existe nada más que la loca obsesión de salir de ese lugar, terminar
de una vez por todas con esta sensación escalofriante que carcome mi alma
segundo a segundo, desprenderme de este mundo para encontrar nuevamente a mi
ángel; a mi única dueña, al amor de mi
vida. No dejo de oír dentro de mí, una y otra vez, esos gritos de dolor que
atormentan mi conciencia, voces clamando sufrimiento y cada vez más fuerte, me obligan
a cumplir mi cometido. Es totalmente extraña esta soledad, tan profunda como un
abismo infernal, tan cruda como mi realidad y solo me encuentro esperando,
tiñendo de sangre funestos recuerdos, dejando escapar mi alma de este cuerpo
inservible, desplazándome poco a poco al lugar añorado, buscando entrar al más
allá para ver una vez más a mi ángel.
El mundo
estaba sacado de quicio, sufría alucinaciones, tenía que huir.
Hospital Nacional
Guillermo Almenara – Lima – Perú
Viernes,
19 de Noviembre.
Mi nombre es Antonio di
Bassano, tengo 22 años, hace unos minutos salí del estado de coma en el que me encontraba inmerso durante seis
meses después de ese fatídico día. Me encuentro postrado en la cama de un
hospital, he perdido el ojo derecho y tengo el rostro totalmente desfigurado.
Según el diario que encontré en el velador, quieren condenarme a cadena
perpetua por homicidio calificado. Ella hubiera cumplido hoy 23 años de estar
viva, pero no es así, el destino nos jugó una mala pasada y ahora solo existe
una solución para tenerla una vez más frente a mí.
Al encontrarme solo, retiro rápidamente
las sondas de suero conectadas a mis brazos, trato de incorporarme y lo logro
con mucha dificultad. Leo rápidamente mi historial médico y empiezo a buscar
instintivamente mi arma, como si me encontrase en casa, pero recupero la noción
del espacio y tiempo y veo que ya no la tengo a mi lado. No tenía nada. Había
estado en un largo transe y todo lo había perdido. Intento salir de la
habitación casi gateando, pero al mirar a través de la puerta, me di cuenta que
ese lugar estaba siendo custodiado por un guardia. La desesperación comenzaba a
invadirme, estaba completamente desarmado y a merced de un trágico destino.
De pronto perdí las fuerzas
y mi cuerpo se desplomó contra la puerta rompiendo el silencio de aquella negra
noche. El policía que estaba al otro lado se dio cuenta que me encontraba consciente
e intentó entrar a mi habitación, no obstante, mi reacción fue muy rápida, me
puse de pie y rápidamente atasqué la puerta con una silla. El guardia trató de
entrar pero su esfuerzo fue en vano. Mientras él se iba a buscar ayuda, yo
mareado y totalmente desesperado arrastré mi cuerpo hasta un armario. Lo forcé
tratando de abrirlo pero no tuve suerte.
Empecé a gatear hacia el
velador que estaba al lado de la cama y encontré un cuadro pequeño del sagrado
corazón de Jesús. El Todopoderoso puso en mis manos el único recurso para poder
salir de este lugar infernal. Tiré el cuadro al piso destruyendo la luna que lo
cubría, cogí un pedazo de vidrio y a duras penas pude subirme nuevamente a mi
cama. Fue en ese momento en el que tomé la decisión más importante de mi vida.
Tenía que partir al otro mundo para encontrar nuevamente a mi ángel. En mi
cabeza clamaban cada vez más fuerte las voces de la gente que asesiné ese día y
todo se tornaba insoportable. No pude contenerme más e infringí cortes en mis
muñecas sin ningún remordimiento; la sangre comenzó a abandonar mi cuerpo.
Pasando los últimos minutos
de mi estancia en este mundo, mientras la sangre que brota de mis venas tiñe
más y más las sabanas malolientes que cubren mi cuerpo, la calma vuelve a mí.
Ya no hay marcha atrás, la hemorragia es irreversible. Solo es cuestión de
tiempo, dentro de poco, tengo la certeza
que la volveré a ver en el otro mundo, donde ya no hay dolor ni
sufrimiento, donde todo es perfecto. Por ahora ese es mi único anhelo.
Es curioso, mientras espero el
momento en el que mi cuerpo expire, los segundos tardan años y los minutos
siglos, el frío aumenta, la paz que siento en estos momentos es intensa, la
tranquilidad por primera vez domina mi vida y mi mente empieza a recopilar
todos los sucesos que me condujeron hasta este incierto momento.
CAPITULO I:
REMEMBRANZA DE UN PASADO INCONCLUSO
Mi
historia de amor, empezó de la forma más inverosímil; pero culminó de una forma trágica. Hace cinco años y
medio, no hubiera imaginado nunca encontrarme en estas circunstancias, mi vida
en este mundo llega a su fin esperanzado en encontrarme con ella en el más
allá. Ahora he llegado al punto en el que no conozco el miedo, nada me asusta, nada importa ahora,
solo soy una llama que va extinguiendo la poca luz de vida que le queda y
mientras apago lentamente el fin de mi existencia, añoro más y más volver a
verla, mi felicidad ante la muerte se incrementa mientras mi distancia a ella
se acorta.
EL PRELUDIO
Cuando era solo un
adolescente de 16 años, podría describirme como una persona físicamente alta y
de contextura delgada, caucásico, introvertido al principio pero una vez que tenía
confianza hacía muchos desmanes. De carácter duro y corazón sensible. En el
plano espiritual era católico, en el plano político fascista, me agradaba mucho
la mitología griega, solía fumar bastante, escuchaba rock en español, era guitarrista
aficionado, tenía una pasión única por las armas de fuego, vestía siempre de
forma casual, me gustaba estar siempre entre el límite del bien y el mal y creía
en el amor como una abstracción de la realidad y una realidad de lo abstracto.
En ese entonces terminé la
secundaria en una escuela militar y estaba totalmente entusiasmado en postular
a una universidad estatal para estudiar ingeniería electrónica. Afortunadamente
mis padres compartían conmigo dicho sueño y anhelaban ver a su vástago dentro
de unos años hecho un profesional exitoso. Lamentablemente la secundaria no fue
muy provechosa y la escuela no me heredó el nivel académico necesario para
poder llevar a cabo un examen de admisión satisfactorio. Era absolutamente necesario
matricularme en una academia preuniversitaria donde pudiese prepararme
adecuadamente y en unos meses postular a la universidad, obviamente mis padres
eran conscientes de ello.
Días antes de las fiestas
navideñas, mis padres me mandaron al centro de la ciudad a buscar una academia
preuniversitaria idónea para mis propósitos y que a la vez ellos pudiesen
solventar, así que le pedí a Giuseppe Nardini, mi mejor amigo, que me acompañe
en esa búsqueda aventurera.
Giuseppe era ese amigo que
nunca se te despegaba, tanto así que empiezas a quererlo como al hermano que
nunca tuviste. Lo conocía desde que tenía uso de razón y siempre fue como esa
voz detrás de mí que adelantaba lo bueno y lo malo que ocurriría cuando quería
cometer alguna estupidez, algo así como un freno de mis impulsos instintivos,
la voz de mi conciencia que apagaba ese lado animalesco que todos llevamos dentro.
Él era una persona muy racional, compartíamos casi los mismos gustos, el tabaco
y las mismas convicciones políticas, pero en lo que él siempre se diferenciaba
de mí, es que fue muy exitoso con las mujeres, a pesar que nuestra escuela era de varones, estuvo con chicas muy
hermosas desde que empezamos la secundaria y yo lo admiraba por ello.
Giuseppe también quería
preparase, así que sus padres, al igual que los míos, consintieron la idea de
la preparación preuniversitaria y qué mejor idea que hacerlo en el mismo lugar
que yo, ya habíamos pasado toda la primaria y secundaria juntos fuera de
compartir las mismas creencias ideológicas y considerarnos camaradas, un
vínculo para nosotros más fuerte que la propia sangre, como para pensar en
separarnos en ese momento, por lo que fuimos a buscar esa academia.
Nos encontrábamos caminando
bajo un sol sofocante que asediaba nuestra tranquilidad. Habíamos entrado a
muchas academias, pero las tarifas elevadas no nos convencían. De pronto,
recordé vagamente haber visto una academia no muy conocida, con un enorme letrero
que decía: “Academia San Fernando, Ingreso a San Marcos”. De inmediato y sin
pensarlo dos veces llevé a Giuseppe a dicho sitio para hacer las consultas del
caso. Este lugar era muy raro, por fuera tenía una fachada de color celeste,
era una de esas antiguas edificaciones coloniales, me pareció algo pintoresco.
Al momento de ingresar a la oficina sentí un leve presentimiento, no me pude
explicar de qué se trataba, pero sabía que algo iba a ocurrir en ese lugar.
A cabo de un rato nos
atendió la recepcionista, nos facilitó amablemente las tarifas del ciclo verano.
En ese momento apareció en la oficina un personaje muy peculiar interrumpiendo
nuestra conversación. Se trataba de un hombrecillo de estatura mediana, usaba
unas gafas muy graciosas y un chaleco estilo Indiana Jones, se apellidaba
Chipana, era bastante sociable y conversador, lo saludó a Giuseppe y él parecía
conocerlo, le indicó a la recepcionista que éramos sus vecinos y que nos diera
el mejor trato posible. Aunque decía ser nuestro vecino, yo jamás lo había
visto en mi vida, pero resultó ser el encargado del lugar, una especie de
director o rector, en fin, tenía a cargo la academia, finalmente Giuseppe y yo
quedamos convencidos y nos matriculamos de inmediato. Nos entregaron libros,
materiales de trabajo y una tarjeta de color celeste con la que marcaríamos
nuestra asistencia diaria.
Las clases empezaban los
primeros días de Enero, esperábamos con ansias ese momento. El emprender
nuestra nueva vida lejos de la escuela, llenos de proyectos y a la expectativa
de conocer nueva gente y vivir muchas experiencias.
Recuerdo que en la víspera
de año nuevo, salí a caminar por la noche, estaba solo, disfrutando mucho de un
cigarrillo, me puse a meditar en el camino mirando la luna, pensando en el
pasado y en los desamores que había sufrido. Hasta ese momento me había
enamorado tres veces pero en ninguna
ocasión tuve éxito, siempre fueron fracasos tras fracasos. Miraba al cielo y tenía
la certeza que el año venidero iba a ser diferente, dentro de mí, inconscientemente
me esperanzaba que en ese nuevo lugar conocería mucha gente y era muy posible
que también pudiese encontrar a alguna chica que se interese en mí.
EL INCIO
Hasta que llegó el día
esperado. Me levanté muy temprano, no podía contener la emoción, fui a buscar a
Giuseppe y emprendimos camino a la estación del bus fumando unos cigarrillos. Al
llegar a la academia vimos una enorme fila de jóvenes esperando ingresar y esperamos
junto a ellos. A cabo de 15 minutos abrieron la puerta y empezamos a entrar, la
puerta era custodiada por un gigantesco hombre de cabello largo vestido de
terno, en el futuro lo bautizamos como “Largo” que en el transcurrir del tiempo
se hizo mi amigo. Las aulas estaban situadas en el segundo piso, el techo era
muy alto y las paredes muy antiguas, en el aula habían dos filas de bancas, en
cada una entraban 6 personas. Ese hacinado lugar albergaba no menos de 50 estudiantes.
Yo me ubiqué al medio de la parte derecha del aula y Giuseppe como era de
costumbre se sentó en la parte de adelante. En ese momento ingresó Chipana al
aula y nos dio la bienvenida seguida de una pequeña cátedra de historia
universal. Al terminar Chipana, ingresó un profesor muy gracioso, era todo un
personaje que parpadeaba los ojos rápidamente y repetía simultáneamente la
palabra “alumnito”. Tenía una pinta de vendedor de libros, de esos que se suben
a los autobuses a vender sus panfletos, nos enseñaba razonamiento matemático,
rápidamente comencé a sacar conclusiones del tipo de lugar en el que me había
matriculado.
En esa ocasión conocí a mis
primeros compañeros, Pablo y Eva, al principio había un poco de frialdad, pero
en el transcurso del día ya hablábamos con más confianza, en conclusión ese fue
mi primer día, el primer día en esa maldita academia.
En los días consecutivos fui
conociendo a diversas personas como César, Flor y Carmín. Eva se alejó en los
días sucesivos y le perdimos el rastro. Ya en el transcurso de dos semanas
habíamos conformado un gran grupo de amigos y éramos los más escandalosos del
aula.
César Almestar, delgado, de
nariz prominente, muy gracioso y siempre le gustaba bromear de todos y con
todos. Fue uno de mis mejores amigos en ese entonces. Era una persona muy
enamoradiza, quiso estar con más de cinco chicas en el transcurso de todo el
ciclo pero nunca tuvo éxito, salvo al final.
Pablo Serrano, de baja
estatura, se podría decir que le hacía honor a su apellido y de vez en cuando
era el blanco de nuestras bromas, sobretodo de las de César. Recuerdo que en
cierta ocasión lo timaron en la calle quitándole una buena cantidad de dinero
en un juego de azar callejero, ese día César y yo nos reímos horas de horas de
su infortunio. Era oriundo de un pueblo del departamento de Puno cuyo nombre
quechua es tan difícil de decir y de recordar que prefiero no hacerlo.
Flor, una pequeña criatura
muy sociable, poseía una forma de ser bastante agradable y era muy
extrovertida. Era el alma del grupo y la que siempre hacía propuestas escandalosas
que terminaban ocasionándonos problemas con Largo o con Chipana. En un par de
ocasiones hizo que todo el grupo fugara de clases para irnos a bailar a unas
discotecas juveniles que están en las cercanías de la academia.
Carmín, muy hermosa, sentí
una atracción por ella los primeros días pero después le perdí el interés, se
hizo muy amiga de Flor y siempre avalaba todo lo que ella decía pero a
diferencia de ella, Carmín era tímida.
Rafael, llamado por nosotros
Rafito, era caucásico, de estatura mediana y contextura delgada, un poco
torombolo al caminar, decía ser del departamento de Cajamarca y de ideología
comunista, usualmente discutíamos mucho de política debido a mis tendencias
fascistas, pero dentro de todo nos llevábamos bastante bien, me confiaba muchas
cosas de su vida y yo solía aconsejarlo mientras fumábamos cigarrillos de
canela.
Aarón, primo de Rafito, muy
extrovertido, hablaba demasiado, era bastante coqueto con todas las chicas. Participó
mucho en el transcurso de esta historia. Demasiado diría yo.
Henry, a primera impresión
un soberbio pedante, pero en realidad era todo lo contrario, excelente
compañero y tan bromista como César. Era bastante hábil en las matemáticas.
Actualmente lleva una relación de cinco años con Flor.
Oliver, músico clásico,
pianista y una persona muy curiosa. Tenía una apariencia muy graciosa como la
de un oso de felpa, por lo que siempre era acosado por Flor y Carmín que lo
llamaban “Osito”.
Giuseppe siempre se mantuvo
al margen de mi grupo de amigos puesto que él era racista y bastante radical en
su forma de pensar. Solo me acompañaba en ciertos momentos en los que yo estaba
alejado del grupo. Yo siempre respetaba su decisión, pero cuando nos veíamos en
la vecindad todo volvía a la normalidad.
En la tercera semana de
clases, éramos insoportables, bromeábamos sin parar, nos conocíamos lo
suficiente, era típico de nosotros jugar una partida de poker antes de comenzar
la clase o fumar en los descansos intermedios. La pasaba muy bien con ellos y a
la vez me iba muy bien en los estudios, aprovechaba al máximo todo lo que
podía.
EL PRIMER
ENCUENTRO
Pasaban los días, a mediados
del mes de enero, las cosas seguían como siempre en el grupo, estábamos todos
en una clase de geografía, con un profesor al cual bautizamos como Satanás por sus bigotes puntiagudos y
sus extraños ojos enrojecidos que parecían los de un demonio, aprendíamos acerca
de las órbitas de los planetas y sus satélites, en toda el aula había una
concentración única. Era casi el medio día, el calor era intenso y el ambiente
estaba cargado de una sensación extraña la cual hasta ahora no puedo describir
y poco a poco todos empezamos a desconcentrarnos.
Es
extraño a veces como suceden las cosas, simplemente un leve cambio en el
transcurrir del tiempo puede cambiar absolutamente toda una vida, eso me hace
recordar al efecto mariposa y a la teoría del caos, mi vida estuvo destinada a
cambiar en ese momento por siempre y para siempre. Quizá si ese día me hubiera
sentado en un lugar distinto, no estuviera postrado ahora en esta madriguera de
infortunios, pero mi arrepentimiento es nulo, creo firmemente que fue Dios a
través del destino el que guió mis manos
al momento de jalar el gatillo.
En medio de risas y juegos,
irrumpió el silencio en el aula. La puerta sonó, alguien deseaba entrar. Satanás
paró su “entretenida” clase por un momento, se dirigió a la puerta y la abrió.
Era Chipana, comenzó a hablarle a Satanás y yo estaba distraído conversando con
Oliver una trivialidad que ahora no recuerdo. En ese momento Chipana se fue e
ingresó un nuevo estudiante a clase, para ser más específico; una nueva
estudiante. Al principio no le di importancia y mientras ella se ubicaba en su
sitio, Oliver la miró detenidamente, luego volteó hacia mí y me dijo susurrando:
- Toni, mira que buena flaca. – de pronto miré a la chica nueva y sentí una
sensación extraña, en ese momento vi al ángel más hermoso y dulce de todos
sentándose al otro extremo del salón, no
dejaba de mirarla ni un solo instante, quedé completamente consternado ante su
belleza, vestida de azul, su cabello
negro ondeado y medianamente largo, sus gigantescos ojos como los de dos
estrellas, su piel blanca y hermosa, sus mejillas de rosa, su figura perfecta,
y sobretodo esa expresión de sensualidad que destilaban sus labios me dejaban pasmado
minuto a minuto. Idiotizado y sin habla, me di cuenta que tenía frente a mí al
amor hecho mujer. Todo mi pasado quedó completamente atrás, los falsos amores
que habían pasado a lo largo de mi vida solo significaban un punto minúsculo a
su lado. En ese momento conocí por primera vez el amor. No sabía quién era ese
ángel ni de dónde venía pero sentía que podía dar mi vida por ella y la amé
eternamente.
Mientras yo volaba en el
limbo de lo intangible, Chipana volvió a interrumpir la clase, Satanás lo dejó
pasar nuevamente y entró con una tarjeta azul, que era la que nosotros usábamos
para marcar nuestra asistencia, llamó a mi ángel por su nombre para
entregársela, en ese momento me desprendí del limbo y pisé tierra firme
nuevamente, cogí mi cuaderno y un bolígrafo y tomé nota de su nombre que quedó
grabado en mí por siempre y para siempre. Mi ángel se llamaba Michelle Verona.
CAPITULO II:
LA SOMBRA DE UNA
CONQUISTA FALLIDA
Son solo
sombras las que quedan ahora, sombras divagando con un augurio de un destino
intrínseco que las obligan a volar sin rumbo. Nunca entendí por qué sentí ese
sentir ni por qué actué como lo hice, la ceguera de mi alma no tiene razón de
ser y el recuerdo de mis momentos
vividos con ella, error tras error, me perforan dolorosamente cada segundo que
pasa. Ahora solo soy un asqueroso remedo del hombre que fui.
EN POS DE
CONQUISTA
No dejaba de pensar en ella,
quería conocerla a como dé lugar, ser su amigo, después hacerla mi novia y de
esa forma vivir feliz con ella por el resto de mis días.
Me levanté muy temprano la
mañana siguiente y me fui a la academia. En nuestro juego matutino de poker les
conté a mis amigos lo mucho que me atraía Michelle. Esperaba disimuladamente
que entrara a clases para poder verla de nuevo, solo eso quería en ese momento,
verla una vez más.
Pasaba el tiempo y ella no
llegaba, entró el profesor de turno y ella nunca llegó. La ansiedad por verla me
consumía a cada instante y no prestaba atención a las clases. Solo pensaba en
ella. Intentaba concentrarme pero fue en vano.
A la hora del descanso,
estaba fumando como siempre en los exteriores de la academia con César y Aarón,
fue ahí cuando la vi de nuevo, parada frente a la puerta de un salón, tan
hermosa vestida de azul, por lo que asumí que la habían reubicado en otra aula
distinta a la mía. Un punto en contra para poder conocerla. Les dije a mis
amigos que se trataba de esa chica, ellos la vieron con una expresión que
denotaba lascivamente: “No está nada mal”.
De esa forma pasó una semana
entera y empezaba a preocuparme, lo único que hacía era mirarla todos los días
a la hora de los descansos pero no me atrevía tener un acercamiento ni a
hablarle pues mi timidez no me permitía hacerlo, así que les pedí ayuda a César
y Aarón (que eran bastante sociables) para que me ayuden a acercarme a ella. Y
así fue, ellos me comentaron que por las tardes daban clases de refuerzo y como
eran pocos estudiantes los que iban, juntaban a todas las personas en una misma
aula, me dijeron también que a ella la habían visto un par de ocasiones en dichas
clases. Eso me daba una muy buena oportunidad para poder tener un acercamiento
con Michelle.
Al día siguiente, después de
pedir permiso a mis padres, me quedé con César y Aarón en la clase de refuerzo
de la tarde y efectivamente ella estaba ahí, sentada en su lugar, con una amiga
de quien nunca se despegaba, su nombre era Nathaly, la cual por cierto le
atraía bastante a Rafito, mi amigo.
Por alguna razón no pudimos
acercarnos a ellas en el transcurso de la clase. Eran como las seis de la tarde
y las clases terminaron, salí de la academia y me dirigí con César y con Aarón a
la estación del bus a emprender camino a casa, resignado al fracaso, cuando de
pronto vimos a Michelle y a Nathaly esperando su bus en la misma estación.
Ellos me dijeron emocionados, - Toni, es la oportunidad perfecta, ¡vamos!
Yo no quise ir. Me quedé
parado y estupefacto, apoyando mi espalda a un poste y fumando un cigarrillo,
tratando de asimilar lo que estaba pasando en ese momento, pero ellos se
acercaron a las chicas y empezaron a hablarles. A lo lejos yo veía como
conversaban, empezaban a tomar confianza, se reían mutuamente y yo parado como
un simio disecado no hacía nada. De pronto empezaron a llamarme a los lejos,
así que me armé de valor y decidí ir. Cuando me acerqué, Aarón me llamó y me presentó
a Michelle: - Michelle él es Antonio. Y ella me saludó diciendo un “hola, mucho
gusto” con una hermosa sonrisa, digna de una diosa griega y con un beso en la
mejilla que me dejó un sensación de emoción escalofriante. Y yo la saludé con la voz quebrada: - Hola
Michelle, luego saludé a Nathaly, su amiga y los cuatro empezaron a conversar de
temas musicales, yo solo me quedé callado en el grupo observándola, emocionado
por lo que había pasado, contemplando su forma de hablar, su voz hermosa, sus
gestos, todo en ella me enamoraba, estaba tan pasmado en ese momento que quería
que fuese eterno. Luego, al cabo de unos minutos pasó el autobús que Michelle
esperaba, se despidió de nosotros y se fue, después cada uno tomó su bus y nos
retiramos.
Ese día estuve regocijado en
una alegría única. Ya había dado el primer paso; conocerla. Ya tenía un
pretexto para acercarme a ella y conversarle, ser amigos y posteriormente hacer
que se enamore de mí así como yo lo estaba de ella.
Los
sueños son eternos e inmortales, nada puede contra ellos cuando la voluntad es
firme. El destino nos guía de forma apresurada a pasos agigantados por senderos
desconocidos, de esto depende la firmeza de cada uno y el valor de no desistir
a mitad de camino. Las verdaderas historias de amor siempre empiezan como un
simple juego pero culminan con una fatal decisión y ahora soy víctima de dicha
fatalidad, de un incierto destino en el cual solo una frase me mantiene en pie:
“Mientras
se siga luchando, subsistirá la esperanza”.
Esa noche fui a buscar a
Giuseppe con un par de latas de cerveza y una cajetilla de cigarrillos, nos
pusimos a conversar y le conté todo lo que había pasado y él riendo me decía:
- Así
que Michelle, ¿no?, sé de quién me hablas, es muy bonita y totalmente apta para
que puedas tener una relación con ella. El problema es que te conozco tanto que
sé que no harás mucho por acercarte a ella. Tienes que tener un poco más de
confianza en ti, Toni. De lo contrario la perderás, hasta el momento todo está
marchando bien, vas bien. Todo ahora depende de ti. Conquístala y enamórala.
- Lo
sé Pepe, créeme que estar con Michelle es lo que más deseo en el mundo, tengo fe
en que podré hacerlo. Vas a ver.
- Toni,
no es por joda, pero como ya te dije antes, cuídate bastante de esa gente con
la que paras en tu aula, sabes que “ellos” por naturaleza son traidores,
oportunistas y convenencieros. La verdad no sé qué haces tú con esa gente. Ten
cuidado.
- Tranquilo
Pepe, no te preocupes por ello, lo único que ahora me importa es Michelle.
Después de esa plática,
terminamos las cervezas y me fui a casa a soñar con mi musa; Michelle.
Totalmente esperanzado en que el destino me sería favorable.
Muy a pesar de todo, los
días pasaban y todo seguía igual. Por alguna estúpida razón yo no hacía nada,
estaba sumido en un mundo de ilusiones y fantasías, viviendo el amor dentro de
mi mente, pero en realidad era todo un fracaso. De vez en cuando me la cruzaba
y nos saludábamos con la mirada, pero más de eso, nada. Fue entonces cuando mi
necesidad de expresarme ya no pudo conmigo y decidí empezar a escribir, a
componer, a redactar, a hacer música con la vieja guitarra de mi padre. Pero de
alguna u otra forma moría de ganas por entregarle toda mi inspiración.
Era la primera semana de
febrero. Hablé con César para que me hiciera el favor de entregarle una carta
que le había escrito:
Michelle,
Espero perdones mi
gran atrevimiento al dirigirme a ti en estas líneas, pero el tiempo cada vez
más va asfixiando estos sentimientos que fluyen dentro de mí y me siento en la
profunda desesperación de expresarte lo que siento.
Desde que te vi,
mi vida ha cambiado por completo, al verte pasar por ese pasillo del aula,
llena de luz y radiante como un ángel, me fui dando cuenta que nunca antes pude
haber visto criatura más hermosa que tú. Tus ojos redondeados y enormes, tu
mirada risueña, tu sonrisa encantadora, tu cabello ondeado que siento que con
solo acariciarlo podría despegar del suelo y volar a la luna. Todo ello ha
quedado grabado en mí y poco a poco fue ganando más terreno en mi corazón. Y
ahora no puedo hacer nada más que pensarte y soñarte. Mi Ángel, cómo quisiera
tener la dicha de tan solo acercarme a ti y poder cruzar palabras contigo,
sería tan dichoso con ello, pero no sé lo que me pasa, sencillamente quedo
paralizado ante tu presencia y no logro decirte nada.
Cuando no te
tengo cerca, mi alma solloza desesperada, tu ausencia y la impaciencia empiezan
a castigarme. Solo añoro con un pequeño halo de luz de esperanza, que algún día
puedas concederme el gran honor de conocerte más y poder ser tu amigo. Porque
solo eso deseo, estar cerca de ti y tener el gran privilegio de ganar tu
amistad.
Espero no
haberte importunado con estas líneas, cuyas letras fueron colocadas desde lo
más profundo de mi corazón y te pido disculpas si fue así.
Luna brillante,
ojos de mujer
Cabello castaño
que tiñe placer
Cual río de
pasión que inspira tu voz,
Sonrisa gitana,
ojos de mujer.
Vida de luna,
encanto de paz,
Sonrisa asesina,
mirada fugaz,
Llévame contigo
mujer celestial,
Diosa divina,
encanto de paz.
Luna asediante,
dulce agonía,
Tus ojos de luz,
mi alma perdida,
Mi musa
perfecta, cruel ironía,
Mujer y niña,
dulce agonía.
Dame tu luz,
luna bravía,
Mi ángel, mi
vida, mi musa querida.
Sonrisa de sol,
mirada de luna,
No te apartes
luna bravía.
Tuyo Siempre.
Antonio di
Bassano.
9 de
febrero
Pude ver de lejos que ella
recibió la carta y la leyó, pero lamentablemente eso solo empeoró las cosas.
Desde que le entregué esa carta y las posteriores en los siguientes días, yo la
sentía cada vez más distante y hasta como que trataba de evitarme. Cosa que no
pasaba con César y Aarón que con el transcurrir de los días afianzaban más la
amistad con Michelle y su amiga Nathaly.
Se acercaba la fecha del día
más romántico del año: 14 de febrero. Nuestro grupo, liderado por Flor, había
acordado salir a bailar después de clases ese día. Íbamos a ir todos, Henry,
Rafito, César, Aarón, Oliver, Pablo y Carmín. Pero yo solo tenía interés en que
vaya una persona. Y como era de esperarse, le insistí a César que invitara a Michelle
y a su amiga y él accedió a hacerlo.
Sábado,
14 de febrero
Finalmente llegó el día tan
esperado, César me dijo que Michelle le había confirmado su asistencia. Estaba
bastante emocionado por lo que pudiera ocurrir ese día. Al llegar a la
academia, la espera se tornaba larga, las horas de clase aburridas y sin
sentido. Nuestra expectativa por salir de ese lugar era muy grande. Hasta que
llegó el momento. Al finalizar las clases nos reunimos en un salón vacío
esperando juntarnos todos e irnos a bailar a una discoteca juvenil que había
por los alrededores.
Fue ahí cuando empezaron los
problemas, Aarón había desaparecido de la faz de la tierra, se hizo humo y no
lo encontrábamos, pero en fin, su ausencia no iba a afectar las grandes expectativas
que yo guardaba ese día, pero cuando llegó Nathaly sin Michelle, me empecé a
sentir muy mal. Nathaly se acercó y nos dijo que Michelle no iba a poder ir con
nosotros porque tuvo que ir a atender una urgencia en casa. Me sentí
completamente desilusionado y hablé con César. Le dije que ya no quería ir con
ellos.
César enfadado me llevó a la
calle, me dio un cigarrillo e intentaba convencerme que vaya con todos a la
discoteca, me hizo sentir bien el pensar que mi presencia era muy importante para mis amigos, pero luego César
me dijo algo que me dejó estupefacto:
- Toni, escúchame, yo creo que ya debes
empezar a abrir más tus horizontes, no te cierres en una sola chica, mira yo
hablo mucho con Michelle, le doy todas tus cartas, pero sin embargo ella nunca
me pregunta ni me dice nada de ti, es como si no le interesaras, no puedes
enfocarte solo en ella cuando hay otras chicas que de verdad están totalmente
interesadas en ti. Como por ejemplo Nathaly, no deja de preguntarme qué haces,
qué te gusta, por qué nunca te acercas a hablarle o por qué a veces cuando se
cruzan ni siquiera la saludas. Mira Toni, lo único que te puedo aconsejar como
amigo es que no desaproveches esta oportunidad, que al final puedes quedarte
sin soga y sin cabra, ¿me entiendes?
En ese momento no sé si
sentí una mezcla de ira, de ganas de reírme, de llorar, era todo totalmente
confuso y me embarqué en una pesadilla sin retorno, es decir, accedí a ir a la
discoteca con ellos.
Era una sensación muy
extraña, el saber que le gustaba a una chica que era la amiga de la chica que
me gustaba a mí. No sé por qué, pero pensé que debía aprovechar esa
oportunidad.
Nathaly era alguien bastante
sociable y conversadora, muy inteligente en clase, su figura esbelta, piel
trigueña y ojos asiáticos la hacían bastante atractiva para muchos, pero yo nunca
le había prestado atención hasta ese momento.
Camino a la discoteca, me
acerqué a Nathaly, empecé a hablarle y empezamos a conversar gratamente, me
porté bastante caballeroso, César me miraba y me decía con la mirada que iba
por buen camino.
A llegar, nos sentamos todos
en una mesa, compramos cuatro jarras de sangría y empezamos a tomar, a fumar, a
divertirnos bailando, haciendo bromas, fue una tarde muy divertida. Yo estaba
bastante mareado y saqué a bailar a Nathaly, estábamos conversando en el baile,
en mi borrachera empecé a verla desde un ángulo distinto del que normalmente la
miraba, fue ahí cuando le acaricié el rostro, me acerqué lentamente a ella y la
besé. Ella me correspondió al beso y nos besamos durante mucho tiempo, canción
tras canción, lo mismo pasaba con Henry y Flor, con César y Carmín. Era mi
primer beso, el primer beso que le daba a una mujer, no era Michelle
obviamente, pero dentro de mí, trataba de imaginar que la besaba a ella. Después
de terminar de bailar, fuimos a sentarnos y ella quiso hablar conmigo a solas:
-
¿Qué pasó Toni, por qué me besaste?
-
Mmm Nathaly, discúlpame, de verdad lo siento mucho,
fue solo un impulso tonto que salió de la nada.
-
Pero dime ¿Por qué lo hiciste, es que acaso te
gusto?
-
Eres una nena muy linda, de verdad que sí…
-
Yo sé que estás bastante enamorado de mi amiga Michelle,
pero entonces ¿Por qué me besaste? Escúchame Toni, quiero ser completamente sincera,
ella no quiere nada contigo, ella está enamorada de otro chico, de tu amigo Aarón,
es más, en estos momentos ellos deben estar en una salida romántica por el día
de los enamorados. Toni tú me gustas mucho, desde el primer momento en que te
vi me gustaste y si hace un momento me besaste en la pista de baile es porque
tú también debes sentir alguna atracción por mí, te debo gustar aunque sea un
poco, ¿por qué no lo intentamos? no pierdas tu tiempo con alguien que nunca te
va a corresponder.
En ese momento me sentí
traicionado, quise llorar, quise gritar, quise salir y buscar a ese infeliz y
matarlo de la forma más dolorosa posible, pero pensé en su primo Rafito, que
era muy amigo mío y me había comentado hace un tiempo atrás una confidencia que
solo yo sabía. Me confesó que estaba perdidamente enamorado de Nathaly. Quise
vengar mi humillación y aproveché que justamente Rafito nos estaba viendo a lo
lejos en ese preciso momento y besé a Nathaly. La besé con una intensidad
única, como si le entregara mi vida en ese momento. Rafito se me acercó, estaba
totalmente mortificado y me interrumpió diciéndome:
-
Antonio, ¿Podemos hablar? –dijo tocándome el
hombre.
-
¡No! –le contesté violentamente.
-
Por favor necesito hablar contigo, es necesario.
-
No ves que estoy ocupado.
-
Por favor, hablemos. –insistió nuevamente
-
¡Mira pedazo de mierda comunista, vuelves a tocarme
y te arrepentirás de haberlo hecho toda tu puta vida!
Rafito siguió insistiendo,
pero al tocarme el hombro nuevamente para pedirme que hablemos, yo le respondí
con un gancho en la nariz tumbándolo al suelo. Toda la gente empezó a gritar.
En ese momento me cegué por la ira, estaba tan furioso que al momento que él
trató de incorporarse lo mandé de nuevo al piso conectando una patada en su
estómago. Luego me fui encima de él y empecé a golpearlo en la cara. Los
muchachos llegaron y nos separaron, César y Oliver trataban de reducirme para
evitar que siga golpeándolo hasta que llegó el personal de seguridad de la
discoteca y me sacaron por la fuerza del lugar. César me acompañó hasta afuera,
yo aún furibundo le pregunté a César si sabía algo acerca de lo que pasaba
entre Aarón y Michelle. Él me dijo que tenía ciertas sospechas pero no estaba
seguro de nada y no lo comentó porque pudo haber provocado un problema entre
amigos en vano.
En ese momento lo mejor era
marcharme, César me acompañó a la estación del bus y me fui a casa. Esa noche
lloré como un niño en el hombro de Giuseppe, la mezcla de odio, de decepción,
de frustración eran muy grandes. No sabía lo que se venía después, pero la
espera para el lunes fue muy larga.
RESIGNACIÓN
Al llegar el lunes a la
academia, todo estaba tan distinto que a pesar del verano, ese día estuvo tan
gris y frío que una sensación de tristeza no podía dejar de embargarme. Tenía
los ojos gastados de tanto llorar y el corazón totalmente desecho.
Al acercarme vi a Nathaly
que me esperaba en la entrada del edificio, se me acercó y me preguntó si
estaba bien, en ese momento le dije:
-
Nathaly por favor, olvidemos todo lo que ha
ocurrido el sábado pasado. Eres una chica muy linda pero yo recién te conozco,
mejor empecemos a conocernos más y si surge algo más allá de una amistad solo
el tiempo lo dirá, pero en estos momentos la verdad es que necesito estar solo.
-
Es por Michelle ¿Verdad? –preguntó con una
expresión de angustia.
No le contesté y me fui,
preocupado en cómo reaccionaría cuando le viera la cara al traidor de Aarón. Al
ingresar a mi aula estaban todos, esperándome creo yo, asumí que ya sabían todo
lo que había pasado así que les pregunté qué diablos estaba pasando y Flor me
dijo:
-
Toni, ¿no lo sabes aún?, Aarón y Rafito se han
retirado de la academia, ya no van a estar más aquí, supongo que la situación
que pasó contigo los llevó a tomar esa decisión, sé que no tienes la culpa por
que Aarón no fue sincero contigo desde el comienzo pero lamentablemente así
pasan las cosas. Ahora ya sabemos que él está saliendo con Michelle, pero no
quiere volver, seguramente por evitar esta situación incómoda contigo.
Un gran miedo comenzó a
apoderase de mi cuerpo, mis piernas empezaron a temblar, mi corazón se aceleró
increíblemente, me puse pálido de la angustia y solo una pregunta me daba
vueltas la cabeza en ese momento: ¿Michelle habrá tomado la misma decisión de Aarón
y Rafito?
Salí volando del aula y me
dirigí al aula de Michelle, tratando de disimular, pero en realidad fui
demasiado evidente, la busqué con la mirada hasta que la vi. Estaba conversado
con Nathaly como de costumbre, tan hermosa ella, vestida de azul, su cabello
totalmente ondeado que me volvía loco y un pequeño toque de maquillaje que la
hacía lucir tan hermosa, la tranquilidad volvió a mí en ese momento pero no por
mucho tiempo.
Asumí que Nathaly y el
idiota de Aarón le comentaron todo lo que pasó el sábado pasado. Ella me miraba
distinto, su expresión denotaba incomodidad y fastidio absoluto, no sé si me estaba
volviendo paranoico, pero en el transcurrir de los días me iba dando cuenta que
sencillamente y gracias a mi reverenda estupidez, había perdido a Michelle.
Me dolió mucho y tardé
bastantes semanas en asimilar esa dura realidad pero finalmente lo hice.
Lunes,
1ro de Marzo
Pasaba el tiempo, ya
estábamos en la primera semana de marzo y el final del ciclo verano se
acercaba.
Al terminar las clases ese
día, me dirigí a casa, caminando solo y meditando en ese dilema que no me
dejaba tranquilo, camino a la estación del bus, pude observar a Pablo y a Henry
que iban delante de mí, me vieron y me saludaron con la mano, les contesté el
saludo y ellos me esperaron, seguramente para hacerme compañía.
Una vez que llegamos a la
estación, Henry me dijo:
-
Toni, te puedo preguntar ¿Por qué estás tan aislado
últimamente? Estás tan distinto.
-
Henry –le respondí- creo que la respuesta todos
ustedes ya la saben, no tengo razones para saltar de alegría ¿no? Después de
todo lo que ha pasado con Michelle me siento tan mal, tan perdedor, que lo
último que quiero es unirme en sus escándalos y barullos cotidianos en clase.
De pronto Pablo, con la
nobleza y sinceridad que lo caracteriza, se dirigió a mí diciendo:
-
Pero Toni, todo esto ha ocurrido como consecuencia
de tus acciones y de las que nunca hiciste. No pudiste acercarte a ella en una
forma normal y conversar, solo te empecinaste en escudarte en cartas de amor demasiado repentinas
para dos personas que no se conocen lo suficiente y eso ocasionó que ella se
mantuviera distante de ti, tal vez el temor que eso ocasionaba. En mi opinión
ya es demasiado tarde para conquistarla, puedo comprenderte, porque en cierta
ocasión me pasó algo parecido, pero de algo puedes estar bastante seguro, nunca
es tarde para poder decirle a Michelle frente a frente lo que sientes. Sabes
que será un inminente rechazo, pero el liberarte de esa carga será mucho mejor
que guardártela por el resto de tu vida. Se acerca el final del ciclo, seguro
que nunca más la volverás a ver. Solo busca el momento adecuado y dile lo que
sientes, discúlpate por la forma en la que has actuado y verás que eso será un
gran alivio para ti.
En ese momento Henry le dio
la razón Pablo:
-
Así es Toni, te aconsejo que busques a César y vean
la manera de encontrar el momento adecuado para poder hablar con Michelle y tú
puedas desahogarte de una vez por todas. Es lo mejor que puedes hacer.
Yo en ese momento me quedé
pensando en cuanta razón tenían las sabias palabras de Pablo y de Henry. Les
agradecí por todo y subí al autobús que me llevaba a casa. Esa noche, como
todas las anteriores, me quedé despierto meditando en todo lo que debía hacer,
era tan doloroso el saber que dentro de poco no iba a ver a Michelle nunca más,
que ella no me correspondería, que tenía una relación un sucio traidor indigno
de ella.
La mañana siguiente, al llegar
a la academia ubiqué a César. Conversando con él, le expliqué que si bien yo ya
no tenía ninguna oportunidad con Michelle lo único que quería hacer es tener un
momento con ella y expresarle todos mis sentimientos frente a frente, sabiendo
que lo más probable sería sentir nuevamente su rechazo pero finalmente me iba a
despedir de ella, de mi ángel, del amor de mi vida, diciéndole todo lo que
guardo dentro de mí.
A César le pareció una muy
buena idea, así que invitó a Michelle y a Nathaly, para variar, a una salida a
la discoteca de siempre el último día de clases, solo ellas dos, César y yo, es
decir una salida de parejas, sorprendentemente y contra todo pronóstico me
comentó Cesar que Michelle aceptó salir con nosotros. En teoría en esa salida yo
aprovecharía la oportunidad para expresarle mis sentimientos y despedirme de
ella por siempre pues no esperanzaba en lo absoluto que ella pudiera
corresponderme.
Sábado,
13 de marzo
Llegó finalmente el último día
en la academia, todos mis compañeros y amigos se irían de paseo a la playa saliendo
de clases como despedida del ciclo, pero César y yo teníamos otros planes. Por
lo menos eso pensaba hasta que me di cuenta de que él no llegaba a clases,
pregunté a todos y no sabían nada de él, cogí unas monedas y fui corriendo a un
teléfono público para llamar a su casa y lamentablemente fue él quien me
contestó del otro lado.
-
Aló, ¿César?
-
¿Toni?, Sabes estoy enfermo, no voy a poder ir hoy,
tendrás que salir tú solo con las chicas.
-
¡NO ME PUEDES HACER ESTO! César, que voy a hacer
ahora.
-
Solo coméntale a Michelle lo de la salida, no te
queda otra.
Colgué el teléfono lleno de
rabia e ira y me fui a clases. Al momento del descanso me tragué la puta
timidez que había padecido todo el verano y me acerqué a Michelle, ella estaba
sola y le dije:
-
Disculpa Michelle, no sé si César te comentó lo de
la salida de hoy.
-
Sí claro, a la hora de salida nos reunimos afuera y
nos vamos.
-
Sí pero hay un pequeño problema, César está enfermo
con varicela y no va a venir hoy.
-
Mmmm pobrecito, qué lástima, esa enfermedad ¿es
contagiosa verdad?
-
Sí, pero creo que solo te da una vez en tu vida…
Ese día repentinamente me
quedé conversando con ella durante un largo rato, hablamos, reímos, le invité
un helado y finalmente quedamos en salir a la discoteca a pesar de que César no
estuviera. Lo irónico de todo es que justo el último día de clases pasó lo que tuvo
que pasar cuando recién la conocí, es decir, empezar a conocernos de una forma
normal.
A la hora de salida, me
despedí de Henry, Flor, Oliver y Pablo con un fuerte abrazo, intercambiamos
números telefónicos y fui al encuentro de mi amada. Michelle y Nathaly me
esperaban en una esquina y emprendimos camino a la discoteca. En el camino Michelle
me comentaba que quería postular a la facultad de medicina en la universidad de
San Marcos y yo también le comentaba cosas de mi vida, no quería tocarle el
tema de Aarón puesto que me parecía bastante incómodo hacerlo, pero supongo que
si estando con él aceptó salir conmigo es porque simplemente no sentía nada serio
por él o que ya no estaban juntos. En fin eso ya no me importaba en ese
momento.
Al llegar a la discoteca,
pagué las entradas e ingresamos. Al entrar separamos una mesa, nos sentamos un
instante. Nathaly me miraba con una mirada desafiante, no hablaba con ella
desde el mes pasado, cuando le pedí disculpas por mi comportamiento del 14 de
febrero.
Al ver a Michelle en la
discoteca con un resplandor que reflejaban las luces de colores la veía más
hermosa que nunca.
Me levanté de la mesa y me
fui al baño a mojarme la cabeza ya que ese lugar estaba demasiado sofocante. Tardé
unos diez minutos dentro del baño, al momento de salir me dirigí nuevamente a
la mesa donde estábamos sentados, pero solo estaba Nathaly. Sin decirle nada,
ella se acercó a mí y me dijo:
-
Toni, Michelle se fue, tuvo una urgencia familiar
repentina. ¿Qué lástima no?
En ese momento no podía
creer lo que pasaba, Michelle se había ido y yo no le dije nada, no tenía como
ubicarla, teléfono o dirección donde ir a buscarla, ese fue el fin.
Estuve sentado en esa mesa
un buen rato tomando un vaso de whisky, sin hacerle caso a Nathaly, luego me
fui a mi casa, con lágrimas en los ojos por todo el camino, con la vida
destruida y el corazón adolorido, pensando en cada paso que daba en todo lo que
fue y lo que nunca pudo ser, quería ver a Giuseppe y empezar a beber hasta
perder la conciencia y poco a poco fui reconociendo dentro de mí, que por mis
errores perdí a Michelle para siempre.
Ese fue el final del ciclo
de verano en esa maldita academia que terminó destruyendo mi vida.
Me costó mucho tiempo superar
esa etapa de mi vida, siempre viví con esa aflicción de nunca haber podido
decirle nada a Michelle personalmente.
Estuve semanas tras semanas
de sofocante angustia con una herida que tardaba demasiado tiempo en cicatrizar,
pero que después de varios meses pude superar.
¿Qué pasó después?, César y Carmín
estuvieron juntos un tiempo y luego se distanciaron, César estudió contabilidad
en una universidad privada y ahora le va muy bien, en algún momento intenté
contactarlo para pedirle algún dato que me ayude a localizar a Michelle pero él
ya no tenía esa información, aunque personalmente pienso que no quiso dármela
porque era más amigo de Aarón. A Carmín le perdí el rastro.
Flor y Henry siguen juntos
hasta la actualidad, no sé nada más de ellos.
Pablo Serrano volvió a su
pueblo natal y puso un negocio familiar.
Oliver ahora es un músico
conocido a nivel internacional, un gran pianista clásico.
Nunca supe que pasó con Aarón
y su primo. En realidad perdí contacto total con toda la gente de la academia.
Excepto con Nathaly, que estratégicamente se distanció por completo de Michelle
a partir de ese trágico día y empecé una relación con ella que duró dos años. Hace
cuatro años, después de terminar definitivamente nuestra relación, ella se fue
a la ciudad de Arequipa huyendo de su familia y por lo que me contaron, ahora
vive tranquilamente allá, cuidando de un hermoso y robusto niño fruto de
nuestra relación. Lo cierto es que ella nunca me dijo nada.
Giuseppe empezó a estudiar
computación e informática en un instituto privado.
En mi caso, al salir de la
academia, ingresé a la universidad Federico Villarreal y estudié la carrera de economía.
Después de mi ruptura con Nathaly empezó a irme muy bien en mi vida
sentimental, empecé a tener muchas novias lindas en la universidad. Me gradué y
tiempo después obtuve un cargo en la subgerencia de una empresa.
Sin embargo el recuerdo de Michelle
y la frustración de no poder haberle expresado mis sentimientos siempre vivía
en mí, aunque el amor que sentía por ella con el paso del tiempo se fue
tornando en un sentimiento más platónico.
CAPÍTULO III
EL PUTSCH DEL PHOENIX
“El pasado es un
rompecabezas, como un espejo roto, a medida que lo vas recomponiendo, te cortas
y tu imagen no deja de cambiar y tú cambias también. Te puede destruir,
volverte loco y te puede liberar.
Cerrar los ojos
te lleva con la oscuridad de tu interior. En una pesadilla, tus decisiones son
equivocadas”.
Miércoles
9 de septiembre: 5 AÑOS DESPUES
Era un día muy importante en
mi vida, era mi primer día de trabajo en el nuevo cargo al cual me habían
ascendido, era el flamante subgerente del área logística de San Genaro, una
empresa dedicada a la importación y comercialización de medicamentos
veterinarios. Mi vida era muy agitada en ese entonces, estaba haciendo los
trámites respectivos para empezar mi tesis de titulación, me habían dado a
cargo unas 40 personas dentro de la empresa. Por otro lado después de una larga
temporada de haber vivido solo e independiente en un departamento de soltero
durante mi vida universitaria, había regresado de nuevo a casa de mis padres ya
que extrañaba la calidez del hogar paterno y sobretodo la comida de mi madre. Mi
relación con ellos era muy buena, empecé a apoyar a mi hermana Mel que había
ingresado recientemente a la universidad.
En mi vida sentimental todo
transcurría con normalidad, hace unos meses había terminado la relación con mi
última novia porque me había aburrido de ella, pero siempre recordaba el verano
de 2004 y a Michelle con mucha nostalgia.
Yo había cambiado en muchos
aspectos, ya no fumaba, dejé la música, vestía siempre de forma elegante debido
al estilo de vida que llevaba y mi timidez desapareció por completo. Aún
mantenía mis convicciones políticas y religiosas como antes, pero no era muy
practicante de ellas. Mi vida no podía estar mejor en ese entonces.
Me encontraba conociendo mi
nueva oficina, muchos de mis amigos de trabajo con los que compartía el día a
día y habíamos conformado un grupo laboral muy unido, ahora iban a ser mis
subordinados.
Mi fiel Giuseppe que era
técnico de soporte en la empresa.
Grettell, una atractiva
rubia de 18 años, tuve en muchas ocasiones encuentros íntimos con ella pero sin
ningún compromiso de por medio. Con mi ascenso ella pasó a ser mi secretaria
personal por lo que me venía muy bien su compañía diaria.
Junior, un bromista
empedernido, encargado de trabajos administrativos, antes de mi ascenso a la
subgerencia compartíamos el mismo puesto de trabajo, me encantaba estar cerca
de él porque siempre me daba motivos para “mearme” de risa.
Isaac, el conserje, se
parecía mucho al sargento García de la serie “El Zorro”, él se encargaba de
enviar y traer papeleo entre otras cosas. Era medio escaso de facultades
mentales pero era una persona que siempre te apoyaba en lo que podía.
Mercedes, la contadora, una
simpática gordita, muy risueña y expresiva, nos comprendíamos muy bien, entre
ella y yo siempre les jugábamos bromas pesadas al resto de chicos. No se
llevaba bien con nadie, solo conmigo.
Minutos antes de salir a
almorzar, Grettell entra a mi oficina con un pequeño sobre:
-
Toni, desde sistemas me han pasado esto, son los
nuevos usuarios y claves de nuestro sistema con tu perfil de subgerente,
también te han dado un usuario y contraseña de RENIEC (La base de datos del
registro de identificaciones del país).
-
Gracias preciosa, los pruebo y luego nos vamos a
almorzar.
-
Está bien.
Quise probarlos antes de
salir, todo estaba correcto, al probar los usuarios de RENIEC, empecé a jugar
con el sistema buscando información de viejos amigos, conocidos de la
universidad y de algunos familiares. Luego de eso salí a comer con Grettell, mientras
almorzábamos le comentaba lo que había estado haciendo con mi usuario, cuando
ella me preguntó:
-
Toni, por favor, ¿puedes dejarme consultar los
datos de una persona?, es un ex novio que tuve hace mucho y no supe nada de él,
me causa un poco de curiosidad saber que ha sido de su vida.
De pronto me quedé pensando,
mirando al vacío y sin responderle a Grettell y solo pensé en un nombre en ese
momento:
-
¡Michelle!
Dije en voz alta, tiré
dinero en la mesa y me fui corriendo a la oficina dejando sola a Grettell. Al
llegar encendí el ordenador e ingresé inmediatamente a RENIEC, de pronto ingresé
sus nombres y la emoción fue indescriptible. La había localizado. En ese
momento todo sentimiento que había enterrado hace 5 años fue removido repentinamente.
Vi su foto en la pantalla,
justamente una foto que fue tomada en ese verano para su DNI, vestida de azul,
sus ojos tan hermosos, su cabello tan ondeado. Revisé su información, busqué en
otros sistemas paralelamente obteniendo su dirección y número telefónico.
No sabía qué hacer, decidí
irme a casa temprano, imprimí toda esa información y la llevé conmigo.
Habían cambiado muchas
cosas. Había pasado 5 largos años y todo ese mar de sentimientos comenzaron a
asediarme de nuevo, la tranquilidad y paz que había logrado en mi vida hasta
ese momento se esfumaron ante la idea de saber que había una esperanza de
volver a ver a mi ángel, mi Michelle.
Pensé toda la noche en lo
que podía hacer. Michelle, de ser un pensamiento de amor platónico que rara vez
rodeaba mi mente con nostálgicos recuerdos de algo que nunca pudo ser, ahora
vuelve a mi como un recuerdo agresivo que no dejaba de atormentarme a cada
instante. El hecho de haberla localizado nuevamente, de saber dónde se
encontraba, cambiaba el contexto de las cosas, a pesar de que ya no era ese
estúpido chiquillo tímido que echó a perder todo hace cinco años, no sé por qué
pero no me atrevía a coger el teléfono y llamarla o ir a buscarla a su casa,
han pasado cinco largos años, nunca hemos sido amigos y hasta dudaba de que me
recordara.
Fue algo totalmente
inesperado para mí. Decidí consultar el problema con mis amigos, a ver si uno
de ellos le atinaba a una solución.
EL
NACIMIENTO DEL PUTSCH
Al día siguiente reuní a mis
amigos y los invite a almorzar a todos, a Grettell, Isaac, Mercedes, Junior y a
mi querido Giuseppe, con el que ya había hablado previamente del tema. Cuando
estuvimos reunidos todos, le dije a Giuseppe que proceda a contarles mi historia
del verano en la academía y él lo hizo con mucha dicción y astucia, incluso la
narró tan detalladamente que parecía que hubiera sido la historia de él y no la
mía. Cuando Giuseppe terminó su narración, les conté a todos que la había
localizado el día anterior, ya tenía su dirección y su teléfono actual, pero no
sabía qué hacer.
Junior tomó la palabra:
-
Toni, primero necesitas tener más información de
ella, qué hace ahora o a qué se dedica, si tiene novio o alguna relación
sentimental, luego de eso propicia un encuentro “casual” y trata de hablarle.
No puedes hacer nada más, pero debes actuar con prudencia.
Mercedes interrumpe diciendo
en son de broma:
-
Claro, ahora que eres subgerente, si ella está
desempleada y necesita trabajo; puedes llamarla para una entrevista en la
empresa, simulamos que somos gente de recursos humanos y tú como un simple postulante,
te sientas a su lado mientras ella espera su turno, le conversas y ya.
Todos reímos ante las ideas
idiotas de Mercedes, pero en el fondo no me pareció una idea tan idiota. Su
propuesta se convertiría en la piedra angular para formular todo un
planeamiento estructurado y sistemático que me permitiría verla una vez más y poder
obtener esa oportunidad que nunca tuve en el pasado.
Esa noche, en mi habitación,
prendí un cigarrillo después de muchos años, con una taza de café amargo,
coloqué una hoja a mi vieja máquina de escribir y empecé a redactar el plan que
llevaría a cabo para volverla a ver. En principio necesitaba un nombre para
esta operación, pensé y aparentemente esto era algo así como un “golpe de
estado” que estaba dándole a mi vida y al pasado que tanto me estaba torturando,
debido al gran agrado que tenía por la historia universal y a mis tendencias fascistas,
al pensar en “golpe de estado” se me vino a la cabeza un evento histórico
llamado EL PUTSCH DE MUNICH que fue un golpe de estado fallido llevado a cabo
en los años 20 en Alemania por Adolf Hitler para poder tomar el poder del
estado alemán. Inspirado en ello, tomé el apodo que me pusieron en la
secundaria: PHOENIX, apelativo que usaba como alias en los campamentos
militares..
Y fue así como le di nombre
a esta operación: EL PUTSCH DEL PHOENIX.
Pero antes de empezar a
realizar la planificación del PUTSCH necesitaba algunos datos adicionales de Michelle,
por lo que consideré prudente esperar al día de su cumpleaños, que no estaba
muy lejano y hacer que Grettell llame a su casa, se contacte con ella y haciéndose
pasar por su vieja amiga de la academia, Nathaly, obtenga más información de
ella.
19 de
Noviembre
Al llegar a la oficina a
primera hora, llamé inmediatamente a Grettell, le di el número telefónico de la
casa de Michelle y le dije que proceda a llamarla, ya habíamos ensayado días
atrás todo lo que tenía que decir, yo cogí el anexo para poder escuchar la
conversación, estaba tan nervioso ya que después de mucho tiempo iba a escuchar
de nuevo la voz de mi ángel amado, tras varios intentos nadie contestaba el
teléfono, me empezaba a preocupar hasta que por fin alguien contestó:
-
Aló
-
Hola buenos días, se encuentra Michelle por favor.
-
No, lo siento, ella se acaba de ir a la
universidad, soy su mamá. ¿Con quién tengo el gusto?
-
Buenos días señora, le saluda Nathaly, una amiga de
Michelle que estudiaba con ella en el año 2004 en la academia San Fernando, la
estoy llamando después de tantos años para saludarla por su cumpleaños y saber
de ella, dígame ¿qué es de su vida?
-
Bueno, ella ahora estudia tecnología médica en la
universidad Alas Peruanas, está en séptimo ciclo y le va bien aunque ahora está
en busca de trabajo para hacer prácticas.
-
¡Qué bien! me alegro por ella, ¿Podría facilitarme
el número móvil de Michelle por favor?
-
Por ahora ella no tiene, pero llámala por la noche,
lo más seguro es que ya se encuentre aquí.
-
Muchas gracias señora, que tenga un buen día.
Información muy interesante y
relevante con la que pude armar y planificar el PUTCH DEL PHOENIX.
EL PUTSCH
DEL PHOENIX
Después de desvelarme muchas
noches con mi vieja máquina de escribir, con miles de cigarrillos y litros de
café consumidos, terminé la elaboración de mi obra maestra y lo archivé en un
fólder de Manila amarillo:
OPERACIÓN: EL PUTSCH DEL PHOENIX.
INTRODUCCIÓN
Durante largos años de mi vida, nunca imaginé no estar preparado
ante este hecho de semejante envergadura.
Había añorado todo este tiempo conseguir esta información, la
cual ahora tengo en mis manos y que me servirá para realizar sistemáticamente
la operación “EL PUTSCH DEL PHOENIX”, con la cual, lograré (en teoría) tener un
reencuentro de forma “casual” con Michelle, el amor de mi vida, y así poder
tener una nueva oportunidad de lograr entrar en su vida.
OBJETIVO
El objetivo de esta operación es que a través de una entrevista
laboral ficticia llevada a cabo por mis colaboradores yo pueda fingir un
encuentro casual con Michelle, de esta forma tendré la oportunidad de verla
nuevamente, poder conversar con ella y si la situación es favorable poder
entrar en su vida nuevamente ganándome su amistad o simplemente darle un último
adiós.
OPERACIÓN
Habiendo obtenido información suficiente para llevar a cabo esta
operación teniendo en cuenta que:
-
Michelle
cursa actualmente el séptimo ciclo en la carrera de tecnología médica en la
UAP.
-
Que
según su madre ella necesita laborar para realizar sus prácticas profesionales.
-
Que
soy el subgerente de una empresa importadora de medicamentos veterinarios.
Armaremos de forma clandestina una entrevista ficticia dentro de
las instalaciones de la empresa donde yo laboro, contactando previamente a Michelle
para que se presente a dicha entrevista y es ahí donde yo, fingiendo ser un
postulante más, me acercaré a ella e intentaré conversarle.
Para lo cual se llevará a cabo los siguientes procedimientos de
la siguiente forma:
- Entre
los días 19 y 23 de abril del próximo año Grettell se intentará contactar
telefónicamente a la casa de Michelle informándole que la llama de la
bolsa de trabajo de la UAP y que la han referido para un requerimiento de
personal practicante en la empresa SAN GENARO cuya entrevista laboral se
efectuará el día 30 de Abril a las once de la mañana en las instalaciones
de nuestra empresa.
- Días
previos al 30 de abril, tendré que persuadir a algunos amigos de seguridad
de ingreso del edificio que el 30 de abril llegará Michelle para que
puedan mandarla al piso donde laboramos y podamos llevar a cabo la pseudo
entrevista sin que se pueda producir algún malentendido o comunicado a
Gerencia General.
- El
día 30 de abril, Junior, Grettell, Isaac, Mercedes y Giuseppe deberán
estar en la oficina vestidos de forma elegante a las 10 de la mañana.
- Los
roles serán de la siguiente forma, Junior será el psicólogo encargado de
la entrevista y estará dentro de mi despacho entrevistando a cada
postulante, Grettell será la secretaria recepcionista. Mercedes, Giuseppe e
Isaac serán tres postulantes con un currículo en mano.
- Cuando
Michelle llegue al tercer piso, la secretaria deberá estar en su lugar, en
un ambiente de espera, recibiendo los currículos, los tres postulantes
estarán sentados juntos, dejando dos asientos vacíos para Michelle y para
mí.
- Seguidamente
Grettell le indicará a Michelle dónde sentarse y recibirá su currículo.
Luego de eso me mandará un mensaje a través del móvil indicándome que ella
llegó.
- Luego
procederé a entrar a la oficina como un postulante y me sentaré al lado de
Michelle, empezaré a hablar con ella.
- En
ese momento irán pasando uno a uno al despacho para su entrevista con el
psicólogo, como son tres postulantes antes de Michelle, tendré 45 minutos
con ella, tiempo suficiente para poder hacer lo que tengo que hacer.
De esta forma se llevará a cabo la OPERACIÓN EL PUTSCH DE
PHOENIX que con ayuda de la providencia me esperanzo que pueda subsanar los
errores del pasado y que tenga una nueva oportunidad de ser feliz en el futuro.
Antonio di Bassano.
30 de noviembre.
Martes, 1º
de diciembre
Fue así como culminé con la
elaboración del PUTSCH, lo único que hacía falta era mostrarlo a los chicos
para ponerlo en práctica.
Ese mismo día por la mañana,
los reuní a todos invitándolos nuevamente a desayunar, les di a todos una copia
del PUTSCH explicándoles que era lo que tenía en mente. Cualquiera que hubiera
leído eso hubiera pensado simplemente que un desquiciado mental lo hizo, pero ellos
no, al leerlo rieron mucho y les pareció una propuesta muy divertida, sobretodo
Mercedes que no dejaba de delirar con la idea, pero pidieron algo a cambio de
ayudarme. Les ofrecí un día libre a cada uno de ellos y aceptaron.
Ese día Giuseppe fue a
buscarme a casa por la noche. Como los viejos tiempos, destapamos un par de
latas de cerveza y fumando unos cigarrillos me dijo:
-
Toni, por favor, ya abandona esa loca idea. Aún estás
a tiempo, estás haciendo cosas que no son normales ni correctas, lo que pasó
hace cinco años solo fue una mera ilusión de adolescentes, no hay por qué estar
dándole más vueltas a ese asunto. Puedes hacerte daño a ti mismo. Piensa en
todo lo que puede pasar. Por qué sencillamente no agarras el móvil, la llamas y
asunto arreglado.
-
Pepe, ya está todo preparado y arreglado, no pienso
desistir, creí haber dejado a Michelle fuera de mi vida por siempre, pero mira
lo que ha pasado, son señales del destino que nos quiere ver juntos nuevamente,
sé que no es cabal lo que estoy haciendo, pero créeme, que si sale bien todo,
seré muy feliz. Amigo mío, tú eres mi hermano, nadie más que tú ha podido ver
como he sufrido todo este tiempo y como he amado a esa mujer, trata de
entenderme, es muy importante lo que estoy haciendo.
-
Muy bien Toni, solo me queda apoyarte como siempre
lo he hecho pero si sale algo mal o terminas lastimándote me dolerá mucho ser
yo el que te tenga que decir: “TE LO DIJE”, bueno brindemos por Michelle y el
PUTSCH DEL PHOENIX jajaja vaya nombrecito. Loco de mierda.
-
Jajaja Salud hermano.
En unos meses llevaría a
cabo ese encuentro tan anhelado por tanto tiempo. A partir de ese momento mi
vida cambiaría de forma inexorable.
Jueves,
29 de abril
Hasta este momento todo ya
había salido de forma exitosa. Todo se había llevado a cabo conforme a lo
estipulado en el PUTSCH, paso a paso.
Una semana antes Grettell
logró contactar con Michelle para invitarla a la entrevista y ella aceptó, yo
hablé con los encargados de la recepción
del edificio donde trabajaba y a cambio de unos favores ellos aceptaron acceder
a mi petición de permitir el ingreso a Michelle a la empresa para una
entrevista en mi oficina sin comunicárselo a recursos humanos o la gerencia
general.
Todo estaba preparado. Contaba
las horas para el momento de ese encuentro tan ansiado.
CAPÍTULO IV
DESENLACE DE UN REENCUENTRO FATAL
MOMENTOS
PREVIOS
Viernes 30 de Abril
Eran las dos de la
madrugada, me hallaba despierto en mi habitación. La desesperación, emoción y
angustia por volver a verla no me dejaban dormir. Pasé toda la noche ensayando
las formas posibles de hablarle en tan anhelado encuentro. Fumaba demasiado,
estaba bordeando ya la segunda cajetilla, hablaba solo, imaginándome que la
tenía al frente.
A cabo de unas horas cogí un
papel y la vieja guitarra de mi padre tratando de componer alguna melodía para
apaciguarme por un momento, pero todo intento fue nulo. Encendí el televisor e
intenté buscar algún programa conocido. Quería que las horas se muevan con más
agilidad.
Dejando la televisión
encendida cogí por enésima vez el archivo del PUTSCH y lo leí nuevamente. Sin esperarlo, me
quedé dormido tan profundamente que dejé caer lentamente todos los papeles al
suelo, mientras que mi cigarrillo recién encendido se iba consumiendo en el
cenicero.
Todo este último mes había
cambiado de forma irreconocible. Fumaba a grandes escalas, no le daba
importancia a mi trabajo y mis superiores ya habían comenzado a cuestionarme.
No hablaba con mis padres, pasaba la mayor parte del día encerrado en mi
habitación. Comencé a dedicar también excesiva cantidad de tiempo en mejorar mi
apariencia personal, había invertido mucho dinero en tratamientos faciales,
cortes de cabello, blanqueamiento dental, manicures, y todas esas cosas tontas
que siempre repudié.
Parte de mi salario también
lo gasté en todos los preparativos para llevar a cabo este encuentro con mi
amada Michelle. No hacía más que pensar en eso. Mi obsesión ya había escalado
niveles que una persona cuerda no podría asimilar.
Eran las nueve de la mañana y
me encontraba durmiendo totalmente inconsciente, tenía puesta aún la ropa del
día anterior, cuando de pronto sonó mi móvil que se encontraba bajo mi cama. Mi
habitación era un desorden total de ropa sucia, colillas de cigarrillo y vasos
de licor. El ruido del móvil me despertó repentinamente haciendo que me
enredara entre la ropa sucia que había por todos lados de mi cama. Me caí al
piso y tirado en el suelo cogí el teléfono y contesté:
-
¿Sí? –contesté mi móvil soñoliento.
-
Toni, todo bien, estoy en camino. En media hora nos
vemos en la oficina.
Era Junior confirmándome que
se encontraba en camino, me desperté por completo, aparté el móvil de mi oído y
vi la hora: 9:30 AM, sentí todo el cuerpo helado.
Se suponía que a las diez en
punto de la mañana debería estar en la oficina para poner todo en orden y me
encontraba hecho un cerdo, lleno de malos olores y tirado en el piso de mi
habitación. Comencé a sudar automáticamente y le contesté a Junior:
-
Sí, todo bien, nos vemos entonces.
Me puse de pie y pisando los
papeles del PUTSCH comencé a dar vueltas sin saber qué hacer. Luego me quité
toda la ropa, me coloqué la toalla en la cintura y fui corriendo a darme un
baño. Yo que estaba acostumbrado a demorarme horas en la ducha, ese día mi baño
no duró más de 7 minutos.
Estando impecable y limpio,
procedí a vestirme. La ropa que compré para usar ese día fue una camisa blanca,
pantalón negro elegante y un costoso saco casual. Zapatos de cuero negro. Todo
lo que vestía era ropa exclusiva que había comprado días antes para esta
ocasión y un perfume el cual me rocié por todo el cuello una vez que estuve
completamente vestido.
Ese día estaba más radiante
que nunca. Mis ojos resaltaban a la luz su agradable color verde, mi rostro
totalmente limpio y con la piel tersa. El traje totalmente nuevo que tenía
puesto me hacía lucir más atractivo aún.
Al terminar de arreglarme me
coloqué por primera vez el reloj de plata que me regaló mi padre cuando cumplí
18 años. No supe por qué lo hice, luego levanté los papeles del PUTSCH que
estaban regados por el suelo y los coloqué en su fólder. Cogí también mi hoja
de vida, mi móvil, mis llaves, mi billetera, documentos, dinero e
instintivamente abrí el cajón de mi velador donde guardaba mi arma.
Hace aproximadamente nueve
meses atrás había logrado cumplir uno de los sueños que guardaba desde muy
niño, tener un arma de fuego. Había gastado todo el dinero que había recibido
en la liquidación de mi antiguo trabajo en comprar un arma y tramitar sus
permisos legales. Era una pistola semiautomática, muy pequeña, de calibre 22
LR, Marca Taurus, modelo PT22 y tenía una capacidad de nueve tiros. Era
realmente pequeña y era muy práctica portarla. Hasta ese momento no había usado
mi arma mas que para practicar en el polígono de tiro. Me fascinaba mucho
usarla.
Al abrir el cajón y ver mi
arma pensé rápidamente y decidí no llevarla, si bien es cierto que el arma es
muy discreta y nunca se notaba, no quería que el más mínimo detalle echase a
perder esa mañana. Hay chicas que le tienen pavor a las armas, así que más vale
prevenir que lamentar.
Bajé las escaleras de mi
casa tan rápido que casi tropecé. Me dirigí a la puerta y la abrí.
Salí de casa y aseguré la
puerta con la llave, me dirigí rápidamente a la avenida principal a tomar un
taxi.
Caminando a unos pasos de mi
casa vi a unos treinta metros de mí, dos vagabundos, uno llevaba en la mano un
palo con un clavo en la punta y el otro fumaba marihuana mientras se tambaleaba
al caminar, me señalaron y vi que arremetieron contra mí diciéndome:
-
Oye tú, ¡acércate!, solo danos un par de monedas,
no te haremos nada.
Craso error, me di cuenta lo
estúpido que había sido salir a la calle desarmado y vistiendo tan lujoso
atuendo. Eché a correr hacia atrás y traté de abrir la puerta como sea pero no
hallaba mi llave en los bolsillos, me había puesto nervioso, cuando de pronto
la puerta se abre sola, era mi hermana Mel que abrió la puerta para salir, la
abracé y rápidamente la llevé dentro de la casa cerrando la puerta de un golpe.
Mel se alteró y me reprochó:
-
¿Qué tienes? Es que acaso te estás volviendo loco,
¡Por qué no me dejas salir!
Le respondí:
-
Bueno si quieres que te roben, anda sal y verás.
Ella se quedó en silencio aguardando
mientras subí por mi arma, me aseguré que las dos cacerinas estuvieran
completamente abastecidas, cargué el arma con una de ellas y otra la guardé en
el bolsillo interno de mi saco. Bajé las escaleras iracundo, con el arma en la
mano y abrí la puerta dándole una fuerte patada, salí a la calle buscando a los
que querían agredirme pero no encontré a nadie, los pandilleros se habían ido. Mel
asustada decidió quedarse dentro de la casa, me alcanzó todos los papeles y me
dijo:
-
¡A dónde irás tan guapo!
No le dije nada, cerré la
puerta y seguí mi camino. La calle estaba tranquila, le puse seguro a mi
pistola y la enfundé en la parte trasera de mi cintura. Llegué a la avenida
principal. Paré un taxi color amarillo que iba a mi encuentro, me acerqué y le
pregunté al taxista:
-
Lléveme a San Isidro por favor, le pagaré lo que
sea.
El taxista aprovechando mi
situación desesperada me responde:
-
Treinta Soles
No dudé un solo segundo y
subí al taxi indicándole:
–Pero vamos volando, en menos de veinte minutos,
¿OK?
El taxista asintió.
Cogí el móvil y llamé a
Mercedes:
-
Hola Mercedes, ¿qué tal?
-
Toni, ¿Dónde estás? Acabo de llegar a la oficina,
se supone que deberías estar aquí para ayudarme a preparar todo.
-
Sí, bueno Mercedes, he tenido un inconveniente, por
favor en veinte minutos estoy llegando.
-
¡Ya me lo imaginaba! Ni siquiera el día más
importante de tu vida puedes ser puntual. Está bien voy hacer todo lo posible
para que quede todo preparado pero apresúrate.
-
OK, ¡gracias!
Colgué la llamada y dejé que
mi cuerpo descanse en el asiento del vehículo después de tantos minutos de
tensión. Encendí un cigarrillo y empecé a fumar mientras cerraba los ojos
pensando una vez más en lo que iba a pasar ese día.
EL REENCUENTRO
Eran las diez con
veinticinco minutos de la mañana, Llegué al edificio, me bajé presuroso del
auto y entré. Me dirigí a la recepcionista:
-
Disculpe, señorita, hoy vamos a recibir la visita
de una persona importante, la señorita Michelle Verona, seguro llegará
preguntando por una entrevista, usted solo derívela al tercer piso.
-
Está bien señor di Bassano, por cierto, todos sus
empleados ya han llegado y lo están esperando señor.
-
Está bien.
-
Gracias.
Entré al ascensor, estaba
solo, al momento de elevarse comencé a dar brincos como siempre solía hacer
cuando usaba algún ascensor. Al llegar a la oficina, vi que todos estaban ahí.
Grettell me saludó sorprendida. Nunca me habían visto tan elegante como en
aquella ocasión, el resto también se quedó pasmado. Junior me dio una palmada
en la espalda diciendo en son de burla: - Señor quién es usted, no habrá visto
a mi jefe, debería haber llegado hace media hora. - Sonreí caminando por el
lugar, mirando el escritorio de la recepcionista, tocando las paredes, era una
oficina muy simpática y aparentaba muy bien lo que queríamos hacerle creer a Michelle.
Mercedes me vio y exclamó: - ¡Oye mal educado, salúdanos! – No le presté
atención. Los reuní a todos y les dije:
-
Estimados, me encuentro muy emocionado y a la vez agradecido
por todo esto que están haciendo por mí. La verdad, no se pueden imaginar cuán
importante es este momento, volveré a ver a una persona que no he visto hace
cinco años, aunque suene tonto, es la
mujer a la que más he amado en toda mi vida. Bueno, gracias de antemano, ya
saben, si todo sale perfecto: en cuanto acabe todo esto los invito a cenar y
les daré un día libre a cada uno de ustedes en el trabajo.
Los muchachos Gritan de
alegría y yo proseguí:
-
Junior, tú serás el Psicólogo encargado. Grettell,
tú la recepcionista. Mercedes, Isaac y Giuseppe serán los postulantes. Deberán
sentarse en aquel lado y deben ocupar todas las sillas. Al otro extremo de la
sala dejen dos sillas libres, cuando entre Michelle, tú Grettell recibes sus
documentos y la invitas a sentarse en ese lado, luego esperas un par de
minutos, entras donde está Junior y me llamas a mi móvil. Si por algún caso no
contesto estaré en la tienda al frente del edificio, ve a buscarme. Una vez que
yo entre, comenzaras a llamar a la entrevista a cada uno de los postulantes,
deberán demorar un lapso de quince minutos cada uno, lo que da un tiempo total
de 45 minutos. Luego llámenme a mí y a final a ella. Eso es todo, el resto
depende de mí. Roguemos a la providencia que todo salga bien.
Dejé varios papeles en el
escritorio de Grettell y me marché al frente del edificio a esperar la
confirmación de la llegada de Michelle.
Me fui a la tienda que
estaba al frente. Había una pequeña mesa para sentarse, pedí una golosina y me
senté. Prendí un cigarrillo y empecé nuevamente a fumar. Mis manos comenzaban a
sudar. El frío viento de otoño soplaba acariciando mi frente. La espera
comienza a tornarse odiosa y los minutos nuevamente parecen años pasar. Intenté
jugar con el móvil pero no lograba concentrarme. Le di unas ojeadas a los
documentos que llevaba en la mano.
Eran las once con diez
minutos de la mañana y ya había fumado unos seis cigarrillos. Cuando de pronto
sonó mi móvil. Era Grettell y me dijo: - Toni, ya llegó, es la hora. – Apagué el
séptimo cigarrillo que había encendido, me fui donde el vendedor de la tienda y
compré varios caramelos de menta para neutralizar el aroma a tabaco.
El PUTSCH DEL PHOENIX ha
comenzado, no hay marcha atrás.
Entré al edificio nuevamente,
luego entré al baño, mojé mis manos y mi corta cabellera. Me aseguré que todo
esté bien, mastiqué varios caramelos y subí nuevamente al ascensor, la emoción
se acrecentaba segundo a segundo y hasta podía escuchar los latidos de mi
corazón. Comencé a caminar lentamente a la oficina. Toqué la puerta y escuché
la voz de Grettell que decía:
-
Adelante.
Abrí la puerta e ingresé,
podía ver los rostros de expectación que tenían todos al verme entrar. Giré la
cabeza al sitio donde se suponía que estaría sentada Michelle y al fin la vi.
Mi mente quedó nuevamente
consternada, ella había cambiado, era más delgada y diferente, su rostro era
otro, me di cuenta que mis sentimientos de hace cinco años no habían cambiado
en absoluto, que seguía enamorado de mi musa, la dueña de mis desvelos, mi
razón de vivir. La vi más hermosa que nunca, llevaba una blusa rosada que
resaltaba su piel blanca, su cabello negro aún ondeado, su rostro con un toque
de maquillaje la hacía ver más mujer que niña. Michelle cruzó la mirada conmigo
y luego miró hacia el suelo.
Estaba pasmado al igual que
la primera vez.
DESENLACE
FATAL
-
¿Sí?, Caballero ¿Qué desea?
-
Mmmmmmm
-
¿Señor, me está escuchando?, ¿viene por la
entrevista?... ¡Señor!, contésteme.
-
Eh, sí, discúlpeme, vengo por la entrevista para el
área de sistemas.
-
Su currículum por favor.
-
Aquí lo tiene.
-
Gracias, ahí hay un espacio vacío, por favor tome
asiento.
-
Muchas gracias.
Mis manos sudaban, mis ojos
querían derramar lágrimas emotivas, mis piernas temblando dificultaban mi estabilidad
al estar de pie. Seguí parado por un minuto más.
-
Señor, tome asiento por favor.
Comencé a caminar a paso
lento, la vi más de cerca y contemplé cada vez más su atractiva figura, ella
miraba al vacío, mi respiración comenzó a acelerarse y mis manos empezaron a
destilar chorros de sudor. Noté la expectativa del resto, finalmente llegué a
la silla, ella me miró fijamente a los ojos, como si me conociera, pero no decía
nada, mientras yo me iba desarmando poco a poco. Me senté en la silla de forma
brusca y logré observar la cara de Giuseppe mirando a otro lado y conteniéndose
la risa.
Mi rostro comenzó a
ruborizarse por la tensión que había en ese momento, finalmente voltee hacia
ella, y le dije:
-
Hola, disculpa, me dices la hora por favor. – Mi
voz suena débil
-
Sí, son las 11:20 AM. – me responde con voz muy
seria.
-
Gracias, al parecer creo que he llegado tarde.
¿Desde qué hora estás esperando?
-
Hace diez minutos he llegado pero aún no empieza la
entrevista. – me dice sin perder la seriedad.
-
¿Postulas también al área de sistemas?
-
No, vengo por la vacante en el área de tecnología
médica.
-
Así, ¿sabes si la entrevista es grupal o
individual?
-
No lo sé. ¿Por qué no le preguntas eso a la
recepcionista?
En ese momento Grettell
empezó:
- Mercedes Marín, al despacho por favor.
-
Bueno, creo que eso responde a mi pregunta. – Sonreí
y en los labios de Michelle también se dibujó una leve sonrisa.
El resto nos miraba y
guardaban silencio, no podían soslayar su curiosidad. Dentro de mí me
inquietaba la duda si Michelle me había reconocido, si aún recordaba a su
pretendiente romántico del verano de 2004.
En ese momento no supe qué
decir, nos quedamos todos callados, los espectadores me miraban y me decían con
la mirada: ¡Haz algo idiota!, de pronto vi salir a Mercedes del despacho y
Grettell indicó:
-
Señor Giuseppe Nardini, su turno.
¡Maldición! ya han pasado
quince minutos y el silencio sigue imperando en esta sala. Debía hacer algo. Me
dirigí nuevamente a Michelle:
-
Oye y dime, ¿Cómo encontraste esta empresa?
Me respondió denotando un
poco de fastidio:
-
Bueno, llamaron a mi casa, supuestamente la bolsa
de trabajo de mi universidad me ha recomendado.
-
¿Así?, ¿y en qué universidad estudias?
-
Oye, discúlpame pero ¿tú no has estudiado en la
academia San Fernando en el centro de Lima?
En ese momento me quedé
helado, no sabía qué responder, se notaba muy fastidiada, mis peores temores en
esos momentos comenzaron a aflorar, me puse muy nervioso:
-
Sí, claro, ¿en la que quedaba en el centro de la
ciudad?
-
Exactamente.
En su mirada solo había
fastidio total y comenzó a hablarme molesta pero en voz baja.
-
Yo soy Michelle, ¿te acuerdas de mí?
Quise responderle pero no me
dejó y prosiguió:
-
Bueno veo que sí te acuerdas, aunque aparentes no
hacerlo, yo sí me acuerdo muy bien de ti, sí, soy esa chica a la que acosabas y
hostigabas con tus cartas y poemas, a la que seguías y espiabas todo el tiempo,
a la que decías que amabas inmensamente cuando a lo mucho habíamos cruzado un
par de palabras y mira; quiero ser sincera contigo, no me interesas ni antes ni
ahora, me das miedo, no quiero ser tu amiga ni conocida tuya ni nada que se le
parezca, discúlpame pero es mejor así. Si es que alguna vez pensaste en que yo
te pudiese corresponder has estado totalmente equivocado, ¿recuerdas esa salida
a la discoteca el último día de clases?, todo fue un plan que armamos Cesar,
Nathaly y yo porque ella me lo había pedido, es por eso que me fui, para que te
quedaras con ella, lo recuerdo muy bien, tengo buena memoria. Nunca pensé en
volver a verte y mucho menos en estas circunstancias, lo siento pero procura no
volver hablarme por favor. Muchas Gracias y adiós.
Se levantó totalmente
enfadada y se sentó en el asiento que había desocupado Giuseppe.
Me quedé mudo, mis ojos
estaban exorbitados y rojos inyectados de frustración y rabia. No sabía qué
hacer ni qué decir, había terminado todo, mi rostro enrojecía de la mezcla de
sentimientos que se revolvían en mi estómago. Jamás esperé una reacción así por
parte de ella, mis manos comenzaron a arrugar con fuerza los muslos de mi
pantalón. Mis dientes empezaban a rechinar y una lágrima brotó de mi ojo
derecho.
Todos observaron esa triste escena
y miraban al piso, no sabían qué hacer, estaban conmovidos, todo su esfuerzo
fue en vano. Grettell pensó dentro de sí misma: algo malo va a salir de todo
esto.
Cogí el móvil y le envié un
mensaje de texto a Grettell diciéndole:
– “Debemos acelerar, haz que
entre ella”. A cabo de un momento sale Giuseppe del despacho, en seguida
Grettell le dice a Michelle:
- Señorita Verona, es su
turno.
El semblante de Michelle se
tornó distinto, se tranquilizó e ingresó al despacho. En seguida, aprovechando
que ella había entrado y no nos veía, me puse de pie y comencé a cogerme la
cabeza con las manos y a decir en voz alta:
–
¡Qué voy a hacer ahora!
Todos mis compañeros fueron a
hablar conmigo. Giuseppe, me dijo preocupado:
–
¡Qué has hecho animal!
Traté de explicarles todo lo
sucedido…
Trataba de explicarles a mis
compañeros lo que había sucedido, estaba entrando en crisis, ellos no lograban
entender lo que yo trataba de decirles. Mis manos empezaron a temblar y una
sensación de nauseas comenzó a invadir mi cuerpo. Debía hacer algo. Finalmente
pensé: la última vez ella se fue sin que yo pudiera decirle todo lo que siento,
esta vez se irá por siempre de mi vida, pero no lo hará sin que yo pueda
expresarme. Mi rostro se tornó pálido y mis ojos inexpresivos, tenía una mirada
psicópata y todos los que me rodeaban comenzaban a preocuparse.
Todos comenzaron a hablar
entre sí menos yo que me quedé parado, con la mirada al vacío y sin decir nada.
Se escuchó que la puerta del despacho comenzó a abrirse, era Michelle que
estaba saliendo de su “entrevista”. Cuando salió del despacho nos miró a todos
parados reunidos al medio de la sala y nos miró como diciendo: ¿Qué diablos
está pasando aquí?
Michelle fue donde estaba
parada Grettell y le dijo:
- Gracias por nada señorita
–
Y se dirigió hacia la puerta
de la oficina para retirarse. Totalmente indignada comenzó a denotar fastidio y
molestia en su mirada y sus mejillas empezaban a sonrojarse, de ira creo yo.
De un momento a otro, me moví
rápidamente delante de ella para bloquear la salida de la oficina, Michelle se
encontraba parada frente a mí. Ella miró hacia atrás y vio a todos que estaban parados
sin hacer nada, asustados, volvió la mirada hacia mí, mirándome con los ojos
totalmente aterrados y yo desesperadamente le dije:
-
Michelle, antes de que marches de mi vida por
siempre, déjame decirte que te amo, te he amado desde el primer momento que te
vi y te sigo amando más que a nada en este mundo. Discúlpame por hacerte pasar
esto. Todo este tiempo no he dejado de pensar en ti…
Mientras yo iba hablándole
ella comenzó a perder el miedo, se armó de valor y me interrumpió gritando:
-
¡Apártate de mí, maldito imbécil degenerado o voy a
gritar!
Pude observar a lo lejos
como Giuseppe me miraba mientras que en su rostro se dibujaba una sonrisa
burlona, grosera y lastimera que, seguramente, le causaba el verme envuelto en
esa situación.
En ese momento, toda emoción
cesó en mí, perdí control de mí mismo, fueron los segundos más largos e
intensos de toda mi vida. Mi mano derecha lentamente iba situándose en la parte
trasera de mi cintura, los ojos de los espectadores miraban como sabiendo lo
que iba a suceder, mis dedos cogieron fuertemente el mango de mi arma, mientras
que el dedo pulgar le quitaba el seguro a la pistola. Mi brazo derecho
retornaba y se levantaba pistola en mano apuntando el cañón entre los ojos de
mi amada. Ella estaba totalmente muda y estupefacta, sus ojos querían llorar
pero no lo hacían, mi dedo temblaba al roce del gatillo hasta que el miedo se
extinguió dentro de mí y disparé.
Disparé, el ruido del
disparo zumbó mis oídos, el cuerpo de mi princesa se desplomó en el suelo. Se
oyeron gritos, no me interesó de quiénes eran. Apunté nuevamente sobre la
cabeza de mi musa y le pegué tres disparos más, para asegurarme que muriera.
Los gritos eran incesantes, Junior
salió del despacho alarmado. Apunté hacia él y le impacté cuatro tiros en el
pecho gritando:
-¡Qué se
vayan a la mierda todos! ¡Mueran carajo!
Me acerqué a donde estaba Giuseppe,
él estaba parado, inmóvil sin decir nada. Lo agarré de los pelos, él se dejó
coger y me dijo:
-
¡Qué haces camarada! ¡Hermano mío, no lo hagas! –
Comenzó a llorar. – No me hagas daño por favor.-
Fríamente coloqué el cañón
de mi arma dentro de su boca y jalé el gatillo sin ningún reparo para matarlo.
La gente comenzó a abandonar
la oficina corriendo como potros salvajes. Retiré la cacerina de la pistola y
la recargué nuevamente con la que tenía guardada en el bolsillo interior del
saco. Rastrillé la pistola y vi que solo estaba Grettell corriendo, era la
última en abandonar la oficina. Disparé tres veces hacia ella pero solo le pegué
un tiro en el hombro derecho y aun así pudo escapar.
Miré a mi alrededor y vi un
mar de sangre. Junior estaba en el suelo agonizando, su cuerpo se retorcía. Giuseppe
se encontraba muerto y mi amada Michelle se encontraba tirada sin vida. Quise
acercarme a ella pero en ese momento entró el guardia del edificio apuntándome
con un revolver. Yo también le apunté con mi arma. No hubo palabras, solo
acción. Él disparó sin pensarlo dos veces y yo también lo hice.
Él me hirió en el pecho
haciendo que mi cuerpo se desplome, pero yo lo herí de muerte disparándole
directamente en el cuello. Yo aún seguía
consciente y con el arma en mi mano.
Con fuerzas aún, me arrastré
por el suelo hacia el cuerpo sin vida de mi amada.
Cuando estuve junto a ella,
hice el intento de abrazarla. La vi durante unos minutos, no había nadie
alrededor, solo ella y yo. Observé su rostro bañado en sangre, sus ojos
hundidos y desorbitados. Su boca abierta en una expresión de dolor y
sufrimiento, sus dientes teñidos de rojo. Era un despojo humano pero yo aún la
seguía viendo hermosa. Empecé a llorar y a dar gritos exclamando:
-
¡Nuestro amor no era de este mundo!
-
He hecho lo correcto. Te amé más que a mi vida Michelle.
Aún te sigo amando. No pienso vivir en un mundo en el que tú no estés.
-
En unos segundos iré a tu encuentro mi amor.
Agonizaba, estaba punto de
perder el conocimiento. Usé las últimas fuerzas que me quedaban, la besé en sus
labios sangrientos diciéndole un te amo y llevé el cañón de mi pistola a mi
sien derecho. Jalé el gatillo nuevamente con la intención de suicidarme. Para mi
mala suerte en ese momento mis fuerzas me traicionaron y desvié el ángulo del
cañón al momento de disparar, haciendo que la bala penetre por mi cráneo y
salga por el lóbulo ocular derecho. En ese momento perdí el conocimiento pero
aún seguía con vida. Lo último que recuerdo es ese zumbido en mis oídos
provocado por el estruendo del disparo y a lo lejos sonidos de sirenas de
ambulancias y policías que se fueron extinguiendo poco a poco.
“En la vida hay
cosas que no eliges. Cómo te sientes por ejemplo. Es cuestión de perspectiva. Todo
depende del tiempo y del lugar, amor y amistad, vida y muerte.
Einstein tenía
razón. El tiempo es relativo al observador; cuando miras de frente el tambor de
una pistola, el tiempo va más despacio y tu vida te pasa por delante de los
ojos.
Esto es amor. El
amor duele. Estamos dispuestos a sufrir, a morir por aquello que nos importa, por
amor, por las elecciones correctas”.
“Diabólico como
soy, condenado a la desgracia;
Áspero, terco,
irrecuperable villano,
Mi corazón
todavía se funde en la miseria;
Y con sinceros e
inútiles suspiros veo
A los
desamparados niños del abandono:
Con lágrimas
indignadas me planto frente al opresor
Regocijándome
ante el hombre y su destrucción,
Todo su crimen
fue un espíritu indomable.
¡Incluso
ustedes, sombras desleales! Vuestra es mi lástima;
Si, para ustedes,
donde el bien aparente se piensa como lástima,
Si, para mis
pobres, despreciados, abandonados, vagabundos,
El vicio humilde
se ha convertido en vuestra ruina.
¡Oh! Pero por
mis amigos y la interposición de los cielos
Yo he sido
impulsado adelante como tú abandonado,
¡Yo, el más
detestado, el más infeliz entre vosotros!
¡Oh, Dios
impiadoso! Tu bondad injusta me dio talento,
Y has sido cruel
con mis compañeros de barro,
De quienes yo
también he abusado.
Si supero a
todos los villanos que me precedieron
Solo ha sido por
tus dones caprichosos, ciegos”.