jueves, 23 de enero de 2014

VEINTIDOS

Tengo veintidós motivos y uno más para obsequiarte tantas cosas; una serenata a la distancia, mis recuerdos enfundados en una obtusa melodía, una canción corta y desafinada que hable de mi último pesar, el sacrificio de mi más leal compañero para poder comprender mi obscuro porvenir, su agonía, su sufrimiento y el remordimiento de su triste e injusto partir.

Tengo veintidós motivos y uno más para obsequiarte tantas cosas; mis poemas y versos inexactos, mis lágrimas con sabor a clonazepam, los últimos latidos de mi corazón que con cada palpitar revienta por tu ausencia, mi último respiro agitado y desesperado por escapar del oscuro calabozo de una pasión desconsolada, mis últimas letras, mis últimas palabras, mi última noche taciturna extrañando el roce de tu cuerpo con el mío, mis últimos momentos pensando en ti; rogándole al cielo que no me castigue por semejante pecado que ha de cometer.

Tengo veintidós motivos y uno más para obsequiarte tantas cosas; el dolor de mis seres queridos, el llanto de mi gente amada, mis cuarenta minutos de agonía y mis labios azulados destilando olor a castañas amargas encajado en mi rostro.

Tengo veintidós motivos…

Por tu alma de niña, tu pasión desenfrenada, tu cabello de fuego, esa sonrisa coqueta, nuestros besos frente al mar, tu entrega de mujer, tus ojos de luna, tus abrazos desesperados, tu actitud improvisada, tus caricias en mi rostro, las llamadas indiscretas, nuestros encuentros clandestinos, las canciones que entonabas mientras conducía, tu figura cálida y sensual, tu presencia que me sonrojaba sin explicación, tus maneras de hacerme estallar de placer, tu curiosidad infantil, tus manos apretando las mías, tu locura extrovertida, los besos al detenernos en cada semáforo, tu cuerpo fundiéndose con el mío y tu dulzura engalanando el puente de los suspiros.

Son veintidós motivos pero hay uno más: El haberme arrebatado todo ello, los veintidós, en menos de un parpadear, un espejismo de unas horas, pero un largo pesar.

Llévate los veintidós, quédate con ellos y déjame el veintitrés, que en honor él te obsequiaré mi ausencia eterna, mi último adiós.

Tengo veintidós motivos y uno más.

miércoles, 22 de enero de 2014

MI ARTE, MI VIDA

Desde que en el año 1999 escuché la canción “Lamento Boliviano” del grupo Enanitos Verdes, en una discoteca ayacuchana, la música siempre ha estado presente en mi vida, hasta el día de hoy, convertido en un acérrimo seguidor de Andrés Calamaro, Fito Páez o Sabina.

Definitivamente no puedo declararme músico, artista o cantante, pero a pesar de ello siempre he sentido la necesidad de expresarme a través de la música ya sea con composiciones propias o covers. Es por ello la razón de este último recital titulado LA ROSA Y EL PUÑAL.



En mi adolescencia compuse algunas canciones, de las cuales la única sobreviviente fue “Amando en el Silencio”, canción que habla de mi primera historia de amor. En esta ocasión interpretada por JARD.




Fuera de ello en la literatura he escrito poemas cada vez que atravesaba crisis sentimentales, ese era el gran empuje de la inspiración.


Y finalmente mi primera novela corta, EL PUTSCH DEL PHOENIX. Inspirada en una historia real y trata de cómo un psicópata comete un crimen pasional por una persona que creía amar.


He dejado incompleta una novela llamada ESCORPIÓN, que empecé a escribir en el 2013, pero por razones que no puedo mencionar, no podré culminarla. Por lo que la dejé encargada a un gran compañero , esperando que este año cumpla esa misión.

En conclusión ese fue el resumen del arte en la vida de Armel Torres Zen.

lunes, 20 de enero de 2014

EL PUTSCH DEL PHOENIX

Mi primera novela corta, basada en una historia viví en el verano de 2004 en una recóndita academia pre-universitaria del centro de Lima. Un ataque imaginativo plasmado para poder darle un retoque criminal y morboso a una historia que realmente nunca existió. Aunque inspirada en sucesos reales, pero definitivamente, una ficción vivida dentro de mi interior; les presento El Putsch del Phoenix, memorias de un desquiciado. Dedicada a mi eterno y más grande amor, Evelyn Gonzales.







EL PUTSCH DEL PHOENIX:
Memorias de un desquiciado

Por Armel Alberto Torres Zen





PRÓLOGO

Amor, pasión, deseo u obsesión. Sentimientos típicos, pero que definitivamente matan cuando la mezcla intensiva de todos ellos te llevan al borde de la locura.

Una presunta historia de amor narrada desde la perspectiva psicótica de un enfermo mental, cuya aflicción, lo lleva a una lucha interna dentro de sí mismo en contra de su timidez y a la manipulación de todo su entorno social para poder llegar a satisfacer sus necesidades emocionales de una manera distorsionada y errónea, desencadenando horror y caos de todo el que lo rodea.

Antonio, joven de clase media de familia italiana, estudiante y profesional promedio, su lucha, su crimen, su escape, son síntomas de su demente obsesión de creer estar enamorado de una mujer sin razón alguna, echando a la borda su vida sin sentido.

Ambientada en la década del año 2000 en la ciudad de Lima, Perú e inspirada en una historia real. A continuación presento las memorias de Antonio di Bassano y su PUTSCH DEL PHOENIX, un drama basado en la irracionalidad de un ser que creía amar.


Armel Alberto Torres Zen.
24 de julio de 2005.









Dedicado a Evelyn Gonzales Montoya









Agradecimientos

Verónica Torres Soto
Blanca Castro Jara
Milagros Iriarte Santillana
Javier Aliaga Cornejo
Ángel Anardo Castillo
Beatriz Dueñas Salazar

 

“Estaban todos muertos. El amor mata. ¿La quería?, ¿Tenía elección?

El pasado es un agujero insondable. Intentas huir de él, pero cuanto más huyes más grande se hace. Los bordes del precipicio te rozan los talones. Tu única opción es girarte y hacerle frente. Pero es como mirar dentro de la tumba de tu amor o como besar el cañón de una pistola con una bala en su negro nido, lista para volarte la cabeza.

Al despertarme esta noche, creí que las cosas no podían empeorar, abrí los ojos y todo recuperó la nitidez, estaba muerta. Yo estaba herido, mi crimen, lo que había hecho, era como un abismo en mi espalda. Tenía que alejarme lo antes posible”.[1]


Es fascinante poder manipular el destino a tu antojo, incluso el tuyo propio, en mi cabeza no existe nada más que la loca obsesión de salir de ese lugar, terminar de una vez por todas con esta sensación escalofriante que carcome mi alma segundo a segundo, desprenderme de este mundo para encontrar nuevamente a mi ángel; a mi única dueña, al  amor de mi vida. No dejo de oír dentro de mí, una y otra vez, esos gritos de dolor que atormentan mi conciencia, voces clamando sufrimiento y cada vez más fuerte, me obligan a cumplir mi cometido. Es totalmente extraña esta soledad, tan profunda como un abismo infernal, tan cruda como mi realidad y solo me encuentro esperando, tiñendo de sangre funestos recuerdos, dejando escapar mi alma de este cuerpo inservible, desplazándome poco a poco al lugar añorado, buscando entrar al más allá para ver una vez más a mi ángel.

El mundo estaba sacado de quicio, sufría alucinaciones, tenía que huir.

Hospital Nacional Guillermo Almenara  – Lima – Perú

Viernes, 19 de Noviembre.

Mi nombre es Antonio di Bassano, tengo 22 años, hace unos minutos salí del estado de coma  en el que me encontraba inmerso durante seis meses después de ese fatídico día. Me encuentro postrado en la cama de un hospital, he perdido el ojo derecho y tengo el rostro totalmente desfigurado. Según el diario que encontré en el velador, quieren condenarme a cadena perpetua por homicidio calificado. Ella hubiera cumplido hoy 23 años de estar viva, pero no es así, el destino nos jugó una mala pasada y ahora solo existe una solución para tenerla una vez más frente a mí.

Al encontrarme solo, retiro rápidamente las sondas de suero conectadas a mis brazos, trato de incorporarme y lo logro con mucha dificultad. Leo rápidamente mi historial médico y empiezo a buscar instintivamente mi arma, como si me encontrase en casa, pero recupero la noción del espacio y tiempo y veo que ya no la tengo a mi lado. No tenía nada. Había estado en un largo transe y todo lo había perdido. Intento salir de la habitación casi gateando, pero al mirar a través de la puerta, me di cuenta que ese lugar estaba siendo custodiado por un guardia. La desesperación comenzaba a invadirme, estaba completamente desarmado y a merced de un trágico destino.

De pronto perdí las fuerzas y mi cuerpo se desplomó contra la puerta rompiendo el silencio de aquella negra noche. El policía que estaba al otro lado se dio cuenta que me encontraba consciente e intentó entrar a mi habitación, no obstante, mi reacción fue muy rápida, me puse de pie y rápidamente atasqué la puerta con una silla. El guardia trató de entrar pero su esfuerzo fue en vano. Mientras él se iba a buscar ayuda, yo mareado y totalmente desesperado arrastré mi cuerpo hasta un armario. Lo forcé tratando de abrirlo pero no tuve suerte.

Empecé a gatear hacia el velador que estaba al lado de la cama y encontré un cuadro pequeño del sagrado corazón de Jesús. El Todopoderoso puso en mis manos el único recurso para poder salir de este lugar infernal. Tiré el cuadro al piso destruyendo la luna que lo cubría, cogí un pedazo de vidrio y a duras penas pude subirme nuevamente a mi cama. Fue en ese momento en el que tomé la decisión más importante de mi vida. Tenía que partir al otro mundo para encontrar nuevamente a mi ángel. En mi cabeza clamaban cada vez más fuerte las voces de la gente que asesiné ese día y todo se tornaba insoportable. No pude contenerme más e infringí cortes en mis muñecas sin ningún remordimiento; la sangre comenzó a abandonar mi cuerpo.

Pasando los últimos minutos de mi estancia en este mundo, mientras la sangre que brota de mis venas tiñe más y más las sabanas malolientes que cubren mi cuerpo, la calma vuelve a mí. Ya no hay marcha atrás, la hemorragia es irreversible. Solo es cuestión de tiempo, dentro de poco, tengo la certeza  que la volveré a ver en el otro mundo, donde ya no hay dolor ni sufrimiento, donde todo es perfecto. Por ahora ese es mi único anhelo.

Es curioso, mientras espero el momento en el que mi cuerpo expire, los segundos tardan años y los minutos siglos, el frío aumenta, la paz que siento en estos momentos es intensa, la tranquilidad por primera vez domina mi vida y mi mente empieza a recopilar todos los sucesos que me condujeron hasta este incierto momento.






















CAPITULO I:

REMEMBRANZA DE UN PASADO INCONCLUSO


Mi historia de amor, empezó de la forma más inverosímil; pero culminó  de una forma trágica. Hace cinco años y medio, no hubiera imaginado nunca encontrarme en estas circunstancias, mi vida en este mundo llega a su fin esperanzado en encontrarme con ella en el más allá. Ahora he llegado al punto en el que no conozco el  miedo, nada me asusta, nada importa ahora, solo soy una llama que va extinguiendo la poca luz de vida que le queda y mientras apago lentamente el fin de mi existencia, añoro más y más volver a verla, mi felicidad ante la muerte se incrementa mientras mi distancia a ella se acorta.

EL PRELUDIO

Cuando era solo un adolescente de 16 años, podría describirme como una persona físicamente alta y de contextura delgada, caucásico, introvertido al principio pero una vez que tenía confianza hacía muchos desmanes. De carácter duro y corazón sensible. En el plano espiritual era católico, en el plano político fascista, me agradaba mucho la mitología griega, solía fumar bastante, escuchaba rock en español, era guitarrista aficionado, tenía una pasión única por las armas de fuego, vestía siempre de forma casual, me gustaba estar siempre entre el límite del bien y el mal y creía en el amor como una abstracción de la realidad y una realidad de lo abstracto.

En ese entonces terminé la secundaria en una escuela militar y estaba totalmente entusiasmado en postular a una universidad estatal para estudiar ingeniería electrónica. Afortunadamente mis padres compartían conmigo dicho sueño y anhelaban ver a su vástago dentro de unos años hecho un profesional exitoso. Lamentablemente la secundaria no fue muy provechosa y la escuela no me heredó el nivel académico necesario para poder llevar a cabo un examen de admisión satisfactorio. Era absolutamente necesario matricularme en una academia preuniversitaria donde pudiese prepararme adecuadamente y en unos meses postular a la universidad, obviamente mis padres eran conscientes de ello.

Días antes de las fiestas navideñas, mis padres me mandaron al centro de la ciudad a buscar una academia preuniversitaria idónea para mis propósitos y que a la vez ellos pudiesen solventar, así que le pedí a Giuseppe Nardini, mi mejor amigo, que me acompañe en esa búsqueda aventurera.

Giuseppe era ese amigo que nunca se te despegaba, tanto así que empiezas a quererlo como al hermano que nunca tuviste. Lo conocía desde que tenía uso de razón y siempre fue como esa voz detrás de mí que adelantaba lo bueno y lo malo que ocurriría cuando quería cometer alguna estupidez, algo así como un freno de mis impulsos instintivos, la voz de mi conciencia que apagaba ese lado animalesco que todos llevamos dentro. Él era una persona muy racional, compartíamos casi los mismos gustos, el tabaco y las mismas convicciones políticas, pero en lo que él siempre se diferenciaba de mí, es que fue muy exitoso con las mujeres, a pesar que nuestra  escuela era de varones, estuvo con chicas muy hermosas desde que empezamos la secundaria y yo lo admiraba por ello.

Giuseppe también quería preparase, así que sus padres, al igual que los míos, consintieron la idea de la preparación preuniversitaria y qué mejor idea que hacerlo en el mismo lugar que yo, ya habíamos pasado toda la primaria y secundaria juntos fuera de compartir las mismas creencias ideológicas y considerarnos camaradas, un vínculo para nosotros más fuerte que la propia sangre, como para pensar en separarnos en ese momento, por lo que fuimos a buscar esa academia.

Nos encontrábamos caminando bajo un sol sofocante que asediaba nuestra tranquilidad. Habíamos entrado a muchas academias, pero las tarifas elevadas no nos convencían. De pronto, recordé vagamente haber visto una academia no muy conocida, con un enorme letrero que decía: “Academia San Fernando, Ingreso a San Marcos”. De inmediato y sin pensarlo dos veces llevé a Giuseppe a dicho sitio para hacer las consultas del caso. Este lugar era muy raro, por fuera tenía una fachada de color celeste, era una de esas antiguas edificaciones coloniales, me pareció algo pintoresco. Al momento de ingresar a la oficina sentí un leve presentimiento, no me pude explicar de qué se trataba, pero sabía que algo iba a ocurrir en ese lugar.

A cabo de un rato nos atendió la recepcionista, nos facilitó amablemente las tarifas del ciclo verano. En ese momento apareció en la oficina un personaje muy peculiar interrumpiendo nuestra conversación. Se trataba de un hombrecillo de estatura mediana, usaba unas gafas muy graciosas y un chaleco estilo Indiana Jones, se apellidaba Chipana, era bastante sociable y conversador, lo saludó a Giuseppe y él parecía conocerlo, le indicó a la recepcionista que éramos sus vecinos y que nos diera el mejor trato posible. Aunque decía ser nuestro vecino, yo jamás lo había visto en mi vida, pero resultó ser el encargado del lugar, una especie de director o rector, en fin, tenía a cargo la academia, finalmente Giuseppe y yo quedamos convencidos y nos matriculamos de inmediato. Nos entregaron libros, materiales de trabajo y una tarjeta de color celeste con la que marcaríamos nuestra asistencia diaria.

Las clases empezaban los primeros días de Enero, esperábamos con ansias ese momento. El emprender nuestra nueva vida lejos de la escuela, llenos de proyectos y a la expectativa de conocer nueva gente y vivir muchas experiencias.

Recuerdo que en la víspera de año nuevo, salí a caminar por la noche, estaba solo, disfrutando mucho de un cigarrillo, me puse a meditar en el camino mirando la luna, pensando en el pasado y en los desamores que había sufrido. Hasta ese momento me había enamorado tres veces  pero en ninguna ocasión tuve éxito, siempre fueron fracasos tras fracasos. Miraba al cielo y tenía la certeza que el año venidero iba a ser diferente, dentro de mí, inconscientemente me esperanzaba que en ese nuevo lugar conocería mucha gente y era muy posible que también pudiese encontrar a alguna chica que se interese en mí.

EL INCIO

Hasta que llegó el día esperado. Me levanté muy temprano, no podía contener la emoción, fui a buscar a Giuseppe y emprendimos camino a la estación del bus fumando unos cigarrillos. Al llegar a la academia vimos una enorme fila de jóvenes esperando ingresar y esperamos junto a ellos. A cabo de 15 minutos abrieron la puerta y empezamos a entrar, la puerta era custodiada por un gigantesco hombre de cabello largo vestido de terno, en el futuro lo bautizamos como “Largo” que en el transcurrir del tiempo se hizo mi amigo. Las aulas estaban situadas en el segundo piso, el techo era muy alto y las paredes muy antiguas, en el aula habían dos filas de bancas, en cada una entraban 6 personas. Ese hacinado lugar albergaba no menos de 50 estudiantes. Yo me ubiqué al medio de la parte derecha del aula y Giuseppe como era de costumbre se sentó en la parte de adelante. En ese momento ingresó Chipana al aula y nos dio la bienvenida seguida de una pequeña cátedra de historia universal. Al terminar Chipana, ingresó un profesor muy gracioso, era todo un personaje que parpadeaba los ojos rápidamente y repetía simultáneamente la palabra “alumnito”. Tenía una pinta de vendedor de libros, de esos que se suben a los autobuses a vender sus panfletos, nos enseñaba razonamiento matemático, rápidamente comencé a sacar conclusiones del tipo de lugar en el que me había matriculado.

En esa ocasión conocí a mis primeros compañeros, Pablo y Eva, al principio había un poco de frialdad, pero en el transcurso del día ya hablábamos con más confianza, en conclusión ese fue mi primer día, el primer día en esa maldita academia.

En los días consecutivos fui conociendo a diversas personas como César, Flor y Carmín. Eva se alejó en los días sucesivos y le perdimos el rastro. Ya en el transcurso de dos semanas habíamos conformado un gran grupo de amigos y éramos los más escandalosos del aula.

César Almestar, delgado, de nariz prominente, muy gracioso y siempre le gustaba bromear de todos y con todos. Fue uno de mis mejores amigos en ese entonces. Era una persona muy enamoradiza, quiso estar con más de cinco chicas en el transcurso de todo el ciclo pero nunca tuvo éxito, salvo al final.

Pablo Serrano, de baja estatura, se podría decir que le hacía honor a su apellido y de vez en cuando era el blanco de nuestras bromas, sobretodo de las de César. Recuerdo que en cierta ocasión lo timaron en la calle quitándole una buena cantidad de dinero en un juego de azar callejero, ese día César y yo nos reímos horas de horas de su infortunio. Era oriundo de un pueblo del departamento de Puno cuyo nombre quechua es tan difícil de decir y de recordar que prefiero no hacerlo.

Flor, una pequeña criatura muy sociable, poseía una forma de ser bastante agradable y era muy extrovertida. Era el alma del grupo y la que siempre hacía propuestas escandalosas que terminaban ocasionándonos problemas con Largo o con Chipana. En un par de ocasiones hizo que todo el grupo fugara de clases para irnos a bailar a unas discotecas juveniles que están en las cercanías de la academia.

Carmín, muy hermosa, sentí una atracción por ella los primeros días pero después le perdí el interés, se hizo muy amiga de Flor y siempre avalaba todo lo que ella decía pero a diferencia de ella, Carmín era tímida.

Rafael, llamado por nosotros Rafito, era caucásico, de estatura mediana y contextura delgada, un poco torombolo al caminar, decía ser del departamento de Cajamarca y de ideología comunista, usualmente discutíamos mucho de política debido a mis tendencias fascistas, pero dentro de todo nos llevábamos bastante bien, me confiaba muchas cosas de su vida y yo solía aconsejarlo mientras fumábamos cigarrillos de canela.

Aarón, primo de Rafito, muy extrovertido, hablaba demasiado, era bastante coqueto con todas las chicas. Participó mucho en el transcurso de esta historia. Demasiado diría yo.

Henry, a primera impresión un soberbio pedante, pero en realidad era todo lo contrario, excelente compañero y tan bromista como César. Era bastante hábil en las matemáticas. Actualmente lleva una relación de cinco años con Flor.

Oliver, músico clásico, pianista y una persona muy curiosa. Tenía una apariencia muy graciosa como la de un oso de felpa, por lo que siempre era acosado por Flor y Carmín que lo llamaban “Osito”.

Giuseppe siempre se mantuvo al margen de mi grupo de amigos puesto que él era racista y bastante radical en su forma de pensar. Solo me acompañaba en ciertos momentos en los que yo estaba alejado del grupo. Yo siempre respetaba su decisión, pero cuando nos veíamos en la vecindad todo volvía a la normalidad.

En la tercera semana de clases, éramos insoportables, bromeábamos sin parar, nos conocíamos lo suficiente, era típico de nosotros jugar una partida de poker antes de comenzar la clase o fumar en los descansos intermedios. La pasaba muy bien con ellos y a la vez me iba muy bien en los estudios, aprovechaba al máximo todo lo que podía.

EL PRIMER ENCUENTRO

Pasaban los días, a mediados del mes de enero, las cosas seguían como siempre en el grupo, estábamos todos en una clase de geografía, con un profesor al cual bautizamos como Satanás por sus bigotes puntiagudos y sus extraños ojos enrojecidos que parecían los de un demonio, aprendíamos acerca de las órbitas de los planetas y sus satélites, en toda el aula había una concentración única. Era casi el medio día, el calor era intenso y el ambiente estaba cargado de una sensación extraña la cual hasta ahora no puedo describir y poco a poco todos empezamos a desconcentrarnos.

Es extraño a veces como suceden las cosas, simplemente un leve cambio en el transcurrir del tiempo puede cambiar absolutamente toda una vida, eso me hace recordar al efecto mariposa y a la teoría del caos, mi vida estuvo destinada a cambiar en ese momento por siempre y para siempre. Quizá si ese día me hubiera sentado en un lugar distinto, no estuviera postrado ahora en esta madriguera de infortunios, pero mi arrepentimiento es nulo, creo firmemente que fue Dios a través  del destino el que guió mis manos al momento de jalar el gatillo.

En medio de risas y juegos, irrumpió el silencio en el aula. La puerta sonó, alguien deseaba entrar. Satanás paró su “entretenida” clase por un momento, se dirigió a la puerta y la abrió. Era Chipana, comenzó a hablarle a Satanás y yo estaba distraído conversando con Oliver una trivialidad que ahora no recuerdo. En ese momento Chipana se fue e ingresó un nuevo estudiante a clase, para ser más específico; una nueva estudiante. Al principio no le di importancia y mientras ella se ubicaba en su sitio, Oliver la miró detenidamente, luego volteó hacia mí y me dijo susurrando: - Toni, mira que buena flaca. – de pronto miré a la chica nueva y sentí una sensación extraña, en ese momento vi al ángel más hermoso y dulce de todos sentándose al otro extremo del salón,  no dejaba de mirarla ni un solo instante, quedé completamente consternado ante su belleza, vestida de azul,  su cabello negro ondeado y medianamente largo, sus gigantescos ojos como los de dos estrellas, su piel blanca y hermosa, sus mejillas de rosa, su figura perfecta, y sobretodo esa expresión de sensualidad que destilaban sus labios me dejaban pasmado minuto a minuto. Idiotizado y sin habla, me di cuenta que tenía frente a mí al amor hecho mujer. Todo mi pasado quedó completamente atrás, los falsos amores que habían pasado a lo largo de mi vida solo significaban un punto minúsculo a su lado. En ese momento conocí por primera vez el amor. No sabía quién era ese ángel ni de dónde venía pero sentía que podía dar mi vida por ella y la amé eternamente.

Mientras yo volaba en el limbo de lo intangible, Chipana volvió a interrumpir la clase, Satanás lo dejó pasar nuevamente y entró con una tarjeta azul, que era la que nosotros usábamos para marcar nuestra asistencia, llamó a mi ángel por su nombre para entregársela, en ese momento me desprendí del limbo y pisé tierra firme nuevamente, cogí mi cuaderno y un bolígrafo y tomé nota de su nombre que quedó grabado en mí por siempre y para siempre. Mi ángel se llamaba Michelle Verona.






















CAPITULO II:

LA SOMBRA DE UNA CONQUISTA FALLIDA


Son solo sombras las que quedan ahora, sombras divagando con un augurio de un destino intrínseco que las obligan a volar sin rumbo. Nunca entendí por qué sentí ese sentir ni por qué actué como lo hice, la ceguera de mi alma no tiene razón de ser y el recuerdo de mis  momentos vividos con ella, error tras error, me perforan dolorosamente cada segundo que pasa. Ahora solo soy un asqueroso remedo del hombre que fui.

EN POS DE CONQUISTA

No dejaba de pensar en ella, quería conocerla a como dé lugar, ser su amigo, después hacerla mi novia y de esa forma vivir feliz con ella por el resto de mis días.

Me levanté muy temprano la mañana siguiente y me fui a la academia. En nuestro juego matutino de poker les conté a mis amigos lo mucho que me atraía Michelle. Esperaba disimuladamente que entrara a clases para poder verla de nuevo, solo eso quería en ese momento, verla una vez más.

Pasaba el tiempo y ella no llegaba, entró el profesor de turno y ella nunca llegó. La ansiedad por verla me consumía a cada instante y no prestaba atención a las clases. Solo pensaba en ella. Intentaba concentrarme pero fue en vano.

A la hora del descanso, estaba fumando como siempre en los exteriores de la academia con César y Aarón, fue ahí cuando la vi de nuevo, parada frente a la puerta de un salón, tan hermosa vestida de azul, por lo que asumí que la habían reubicado en otra aula distinta a la mía. Un punto en contra para poder conocerla. Les dije a mis amigos que se trataba de esa chica, ellos la vieron con una expresión que denotaba lascivamente: “No está nada mal”.

De esa forma pasó una semana entera y empezaba a preocuparme, lo único que hacía era mirarla todos los días a la hora de los descansos pero no me atrevía tener un acercamiento ni a hablarle pues mi timidez no me permitía hacerlo, así que les pedí ayuda a César y Aarón (que eran bastante sociables) para que me ayuden a acercarme a ella. Y así fue, ellos me comentaron que por las tardes daban clases de refuerzo y como eran pocos estudiantes los que iban, juntaban a todas las personas en una misma aula, me dijeron también que a ella la habían visto un par de ocasiones en dichas clases. Eso me daba una muy buena oportunidad para poder tener un acercamiento con Michelle.

Al día siguiente, después de pedir permiso a mis padres, me quedé con César y Aarón en la clase de refuerzo de la tarde y efectivamente ella estaba ahí, sentada en su lugar, con una amiga de quien nunca se despegaba, su nombre era Nathaly, la cual por cierto le atraía bastante a Rafito, mi amigo.
Por alguna razón no pudimos acercarnos a ellas en el transcurso de la clase. Eran como las seis de la tarde y las clases terminaron, salí de la academia y me dirigí con César y con Aarón a la estación del bus a emprender camino a casa, resignado al fracaso, cuando de pronto vimos a Michelle y a Nathaly esperando su bus en la misma estación. Ellos me dijeron emocionados, - Toni, es la oportunidad perfecta, ¡vamos!

Yo no quise ir. Me quedé parado y estupefacto, apoyando mi espalda a un poste y fumando un cigarrillo, tratando de asimilar lo que estaba pasando en ese momento, pero ellos se acercaron a las chicas y empezaron a hablarles. A lo lejos yo veía como conversaban, empezaban a tomar confianza, se reían mutuamente y yo parado como un simio disecado no hacía nada. De pronto empezaron a llamarme a los lejos, así que me armé de valor y decidí ir. Cuando me acerqué, Aarón me llamó y me presentó a Michelle: - Michelle él es Antonio. Y ella me saludó diciendo un “hola, mucho gusto” con una hermosa sonrisa, digna de una diosa griega y con un beso en la mejilla que me dejó un sensación de emoción escalofriante.  Y yo la saludé con la voz quebrada: - Hola Michelle, luego saludé a Nathaly, su amiga y los cuatro empezaron a conversar de temas musicales, yo solo me quedé callado en el grupo observándola, emocionado por lo que había pasado, contemplando su forma de hablar, su voz hermosa, sus gestos, todo en ella me enamoraba, estaba tan pasmado en ese momento que quería que fuese eterno. Luego, al cabo de unos minutos pasó el autobús que Michelle esperaba, se despidió de nosotros y se fue, después cada uno tomó su bus y nos retiramos.

Ese día estuve regocijado en una alegría única. Ya había dado el primer paso; conocerla. Ya tenía un pretexto para acercarme a ella y conversarle, ser amigos y posteriormente hacer que se enamore de mí así como yo lo estaba de ella.


Los sueños son eternos e inmortales, nada puede contra ellos cuando la voluntad es firme. El destino nos guía de forma apresurada a pasos agigantados por senderos desconocidos, de esto depende la firmeza de cada uno y el valor de no desistir a mitad de camino. Las verdaderas historias de amor siempre empiezan como un simple juego pero culminan con una fatal decisión y ahora soy víctima de dicha fatalidad, de un incierto destino en el cual solo una frase me mantiene en pie:

“Mientras se siga luchando, subsistirá la esperanza”.

Esa noche fui a buscar a Giuseppe con un par de latas de cerveza y una cajetilla de cigarrillos, nos pusimos a conversar y le conté todo lo que había pasado y él riendo me decía:

-      Así que Michelle, ¿no?, sé de quién me hablas, es muy bonita y totalmente apta para que puedas tener una relación con ella. El problema es que te conozco tanto que sé que no harás mucho por acercarte a ella. Tienes que tener un poco más de confianza en ti, Toni. De lo contrario la perderás, hasta el momento todo está marchando bien, vas bien. Todo ahora depende de ti. Conquístala y enamórala.
-      Lo sé Pepe, créeme que estar con Michelle es lo que más deseo en el mundo, tengo fe en que podré hacerlo. Vas a ver.
-      Toni, no es por joda, pero como ya te dije antes, cuídate bastante de esa gente con la que paras en tu aula, sabes que “ellos” por naturaleza son traidores, oportunistas y convenencieros. La verdad no sé qué haces tú con esa gente. Ten cuidado.
-      Tranquilo Pepe, no te preocupes por ello, lo único que ahora me importa es Michelle.

Después de esa plática, terminamos las cervezas y me fui a casa a soñar con mi musa; Michelle. Totalmente esperanzado en que el destino me sería favorable.

Muy a pesar de todo, los días pasaban y todo seguía igual. Por alguna estúpida razón yo no hacía nada, estaba sumido en un mundo de ilusiones y fantasías, viviendo el amor dentro de mi mente, pero en realidad era todo un fracaso. De vez en cuando me la cruzaba y nos saludábamos con la mirada, pero más de eso, nada. Fue entonces cuando mi necesidad de expresarme ya no pudo conmigo y decidí empezar a escribir, a componer, a redactar, a hacer música con la vieja guitarra de mi padre. Pero de alguna u otra forma moría de ganas por entregarle toda mi inspiración.

Era la primera semana de febrero. Hablé con César para que me hiciera el favor de entregarle una carta que le había escrito:



Michelle,

Espero perdones mi gran atrevimiento al dirigirme a ti en estas líneas, pero el tiempo cada vez más va asfixiando estos sentimientos que fluyen dentro de mí y me siento en la profunda desesperación de expresarte lo que siento.

Desde que te vi, mi vida ha cambiado por completo, al verte pasar por ese pasillo del aula, llena de luz y radiante como un ángel, me fui dando cuenta que nunca antes pude haber visto criatura más hermosa que tú. Tus ojos redondeados y enormes, tu mirada risueña, tu sonrisa encantadora, tu cabello ondeado que siento que con solo acariciarlo podría despegar del suelo y volar a la luna. Todo ello ha quedado grabado en mí y poco a poco fue ganando más terreno en mi corazón. Y ahora no puedo hacer nada más que pensarte y soñarte. Mi Ángel, cómo quisiera tener la dicha de tan solo acercarme a ti y poder cruzar palabras contigo, sería tan dichoso con ello, pero no sé lo que me pasa, sencillamente quedo paralizado ante tu presencia y no logro decirte nada.

Cuando no te tengo cerca, mi alma solloza desesperada, tu ausencia y la impaciencia empiezan a castigarme. Solo añoro con un pequeño halo de luz de esperanza, que algún día puedas concederme el gran honor de conocerte más y poder ser tu amigo. Porque solo eso deseo, estar cerca de ti y tener el gran privilegio de ganar tu amistad.

Espero no haberte importunado con estas líneas, cuyas letras fueron colocadas desde lo más profundo de mi corazón y te pido disculpas si fue así.

Luna brillante, ojos de mujer
Cabello castaño que tiñe placer
Cual río de pasión que inspira tu voz,
Sonrisa gitana, ojos de mujer.

Vida de luna, encanto de paz,
Sonrisa asesina, mirada fugaz,
Llévame contigo mujer celestial,
Diosa divina, encanto de paz.

Luna asediante, dulce agonía,
Tus ojos de luz, mi alma perdida,
Mi musa perfecta, cruel ironía,
Mujer y niña, dulce agonía.

Dame tu luz, luna bravía,
Mi ángel, mi vida, mi musa querida.
Sonrisa de sol, mirada de luna,
No te apartes luna bravía.

Tuyo Siempre.

Antonio di Bassano.
9 de febrero




Pude ver de lejos que ella recibió la carta y la leyó, pero lamentablemente eso solo empeoró las cosas. Desde que le entregué esa carta y las posteriores en los siguientes días, yo la sentía cada vez más distante y hasta como que trataba de evitarme. Cosa que no pasaba con César y Aarón que con el transcurrir de los días afianzaban más la amistad con Michelle y su amiga Nathaly.

Se acercaba la fecha del día más romántico del año: 14 de febrero. Nuestro grupo, liderado por Flor, había acordado salir a bailar después de clases ese día. Íbamos a ir todos, Henry, Rafito, César, Aarón, Oliver, Pablo y Carmín. Pero yo solo tenía interés en que vaya una persona. Y como era de esperarse, le insistí a César que invitara a Michelle y a su amiga y él accedió a hacerlo.

Sábado, 14 de febrero

Finalmente llegó el día tan esperado, César me dijo que Michelle le había confirmado su asistencia. Estaba bastante emocionado por lo que pudiera ocurrir ese día. Al llegar a la academia, la espera se tornaba larga, las horas de clase aburridas y sin sentido. Nuestra expectativa por salir de ese lugar era muy grande. Hasta que llegó el momento. Al finalizar las clases nos reunimos en un salón vacío esperando juntarnos todos e irnos a bailar a una discoteca juvenil que había por los alrededores.

Fue ahí cuando empezaron los problemas, Aarón había desaparecido de la faz de la tierra, se hizo humo y no lo encontrábamos, pero en fin, su ausencia no iba a afectar las grandes expectativas que yo guardaba ese día, pero cuando llegó Nathaly sin Michelle, me empecé a sentir muy mal. Nathaly se acercó y nos dijo que Michelle no iba a poder ir con nosotros porque tuvo que ir a atender una urgencia en casa. Me sentí completamente desilusionado y hablé con César. Le dije que ya no quería ir con ellos.

César enfadado me llevó a la calle, me dio un cigarrillo e intentaba convencerme que vaya con todos a la discoteca, me hizo sentir bien el pensar que mi presencia era  muy importante para mis amigos, pero luego César me dijo algo que me dejó estupefacto:

 - Toni, escúchame, yo creo que ya debes empezar a abrir más tus horizontes, no te cierres en una sola chica, mira yo hablo mucho con Michelle, le doy todas tus cartas, pero sin embargo ella nunca me pregunta ni me dice nada de ti, es como si no le interesaras, no puedes enfocarte solo en ella cuando hay otras chicas que de verdad están totalmente interesadas en ti. Como por ejemplo Nathaly, no deja de preguntarme qué haces, qué te gusta, por qué nunca te acercas a hablarle o por qué a veces cuando se cruzan ni siquiera la saludas. Mira Toni, lo único que te puedo aconsejar como amigo es que no desaproveches esta oportunidad, que al final puedes quedarte sin soga y sin cabra, ¿me entiendes?

En ese momento no sé si sentí una mezcla de ira, de ganas de reírme, de llorar, era todo totalmente confuso y me embarqué en una pesadilla sin retorno, es decir, accedí a ir a la discoteca con ellos.

Era una sensación muy extraña, el saber que le gustaba a una chica que era la amiga de la chica que me gustaba a mí. No sé por qué, pero pensé que debía aprovechar esa oportunidad.

Nathaly era alguien bastante sociable y conversadora, muy inteligente en clase, su figura esbelta, piel trigueña y ojos asiáticos la hacían bastante atractiva para muchos, pero yo nunca le había prestado atención hasta ese momento.

Camino a la discoteca, me acerqué a Nathaly, empecé a hablarle y empezamos a conversar gratamente, me porté bastante caballeroso, César me miraba y me decía con la mirada que iba por buen camino.

A llegar, nos sentamos todos en una mesa, compramos cuatro jarras de sangría y empezamos a tomar, a fumar, a divertirnos bailando, haciendo bromas, fue una tarde muy divertida. Yo estaba bastante mareado y saqué a bailar a Nathaly, estábamos conversando en el baile, en mi borrachera empecé a verla desde un ángulo distinto del que normalmente la miraba, fue ahí cuando le acaricié el rostro, me acerqué lentamente a ella y la besé. Ella me correspondió al beso y nos besamos durante mucho tiempo, canción tras canción, lo mismo pasaba con Henry y Flor, con César y Carmín. Era mi primer beso, el primer beso que le daba a una mujer, no era Michelle obviamente, pero dentro de mí, trataba de imaginar que la besaba a ella. Después de terminar de bailar, fuimos a sentarnos y ella quiso hablar conmigo a solas:

-          ¿Qué pasó Toni, por qué me besaste?
-          Mmm Nathaly, discúlpame, de verdad lo siento mucho, fue solo un impulso tonto que salió de la nada.
-          Pero dime ¿Por qué lo hiciste, es que acaso te gusto?
-          Eres una nena muy linda, de verdad que sí…
-          Yo sé que estás bastante enamorado de mi amiga Michelle, pero entonces ¿Por qué me besaste? Escúchame Toni, quiero ser completamente sincera, ella no quiere nada contigo, ella está enamorada de otro chico, de tu amigo Aarón, es más, en estos momentos ellos deben estar en una salida romántica por el día de los enamorados. Toni tú me gustas mucho, desde el primer momento en que te vi me gustaste y si hace un momento me besaste en la pista de baile es porque tú también debes sentir alguna atracción por mí, te debo gustar aunque sea un poco, ¿por qué no lo intentamos? no pierdas tu tiempo con alguien que nunca te va a corresponder.

En ese momento me sentí traicionado, quise llorar, quise gritar, quise salir y buscar a ese infeliz y matarlo de la forma más dolorosa posible, pero pensé en su primo Rafito, que era muy amigo mío y me había comentado hace un tiempo atrás una confidencia que solo yo sabía. Me confesó que estaba perdidamente enamorado de Nathaly. Quise vengar mi humillación y aproveché que justamente Rafito nos estaba viendo a lo lejos en ese preciso momento y besé a Nathaly. La besé con una intensidad única, como si le entregara mi vida en ese momento. Rafito se me acercó, estaba totalmente mortificado y me interrumpió diciéndome:

-          Antonio, ¿Podemos hablar? –dijo tocándome el hombre.
-          ¡No! –le contesté violentamente.
-          Por favor necesito hablar contigo, es necesario.
-          No ves que estoy ocupado.
-          Por favor, hablemos. –insistió nuevamente
-          ¡Mira pedazo de mierda comunista, vuelves a tocarme y te arrepentirás de haberlo hecho toda tu puta vida!

Rafito siguió insistiendo, pero al tocarme el hombro nuevamente para pedirme que hablemos, yo le respondí con un gancho en la nariz tumbándolo al suelo. Toda la gente empezó a gritar. En ese momento me cegué por la ira, estaba tan furioso que al momento que él trató de incorporarse lo mandé de nuevo al piso conectando una patada en su estómago. Luego me fui encima de él y empecé a golpearlo en la cara. Los muchachos llegaron y nos separaron, César y Oliver trataban de reducirme para evitar que siga golpeándolo hasta que llegó el personal de seguridad de la discoteca y me sacaron por la fuerza del lugar. César me acompañó hasta afuera, yo aún furibundo le pregunté a César si sabía algo acerca de lo que pasaba entre Aarón y Michelle. Él me dijo que tenía ciertas sospechas pero no estaba seguro de nada y no lo comentó porque pudo haber provocado un problema entre amigos en vano.

En ese momento lo mejor era marcharme, César me acompañó a la estación del bus y me fui a casa. Esa noche lloré como un niño en el hombro de Giuseppe, la mezcla de odio, de decepción, de frustración eran muy grandes. No sabía lo que se venía después, pero la espera para el lunes fue muy larga.

RESIGNACIÓN

Al llegar el lunes a la academia, todo estaba tan distinto que a pesar del verano, ese día estuvo tan gris y frío que una sensación de tristeza no podía dejar de embargarme. Tenía los ojos gastados de tanto llorar y el corazón totalmente desecho.

Al acercarme vi a Nathaly que me esperaba en la entrada del edificio, se me acercó y me preguntó si estaba bien, en ese momento le dije:

-          Nathaly por favor, olvidemos todo lo que ha ocurrido el sábado pasado. Eres una chica muy linda pero yo recién te conozco, mejor empecemos a conocernos más y si surge algo más allá de una amistad solo el tiempo lo dirá, pero en estos momentos la verdad es que necesito estar solo.
-          Es por Michelle ¿Verdad? –preguntó con una expresión de angustia.

No le contesté y me fui, preocupado en cómo reaccionaría cuando le viera la cara al traidor de Aarón. Al ingresar a mi aula estaban todos, esperándome creo yo, asumí que ya sabían todo lo que había pasado así que les pregunté qué diablos estaba pasando y Flor me dijo:

-          Toni, ¿no lo sabes aún?, Aarón y Rafito se han retirado de la academia, ya no van a estar más aquí, supongo que la situación que pasó contigo los llevó a tomar esa decisión, sé que no tienes la culpa por que Aarón no fue sincero contigo desde el comienzo pero lamentablemente así pasan las cosas. Ahora ya sabemos que él está saliendo con Michelle, pero no quiere volver, seguramente por evitar esta situación incómoda contigo.

Un gran miedo comenzó a apoderase de mi cuerpo, mis piernas empezaron a temblar, mi corazón se aceleró increíblemente, me puse pálido de la angustia y solo una pregunta me daba vueltas la cabeza en ese momento: ¿Michelle habrá tomado la misma decisión de Aarón y Rafito?

Salí volando del aula y me dirigí al aula de Michelle, tratando de disimular, pero en realidad fui demasiado evidente, la busqué con la mirada hasta que la vi. Estaba conversado con Nathaly como de costumbre, tan hermosa ella, vestida de azul, su cabello totalmente ondeado que me volvía loco y un pequeño toque de maquillaje que la hacía lucir tan hermosa, la tranquilidad volvió a mí en ese momento pero no por mucho tiempo.

Asumí que Nathaly y el idiota de Aarón le comentaron todo lo que pasó el sábado pasado. Ella me miraba distinto, su expresión denotaba incomodidad y fastidio absoluto, no sé si me estaba volviendo paranoico, pero en el transcurrir de los días me iba dando cuenta que sencillamente y gracias a mi reverenda estupidez, había perdido a Michelle.
Me dolió mucho y tardé bastantes semanas en asimilar esa dura realidad pero finalmente lo hice.

Lunes, 1ro de Marzo

Pasaba el tiempo, ya estábamos en la primera semana de marzo y el final del ciclo verano se acercaba.

Al terminar las clases ese día, me dirigí a casa, caminando solo y meditando en ese dilema que no me dejaba tranquilo, camino a la estación del bus, pude observar a Pablo y a Henry que iban delante de mí, me vieron y me saludaron con la mano, les contesté el saludo y ellos me esperaron, seguramente para hacerme compañía.

Una vez que llegamos a la estación, Henry me dijo:

-          Toni, te puedo preguntar ¿Por qué estás tan aislado últimamente? Estás tan distinto.
-          Henry –le respondí- creo que la respuesta todos ustedes ya la saben, no tengo razones para saltar de alegría ¿no? Después de todo lo que ha pasado con Michelle me siento tan mal, tan perdedor, que lo último que quiero es unirme en sus escándalos y barullos cotidianos en clase.

De pronto Pablo, con la nobleza y sinceridad que lo caracteriza, se dirigió a mí diciendo:

-          Pero Toni, todo esto ha ocurrido como consecuencia de tus acciones y de las que nunca hiciste. No pudiste acercarte a ella en una forma normal y conversar, solo te empecinaste en  escudarte en cartas de amor demasiado repentinas para dos personas que no se conocen lo suficiente y eso ocasionó que ella se mantuviera distante de ti, tal vez el temor que eso ocasionaba. En mi opinión ya es demasiado tarde para conquistarla, puedo comprenderte, porque en cierta ocasión me pasó algo parecido, pero de algo puedes estar bastante seguro, nunca es tarde para poder decirle a Michelle frente a frente lo que sientes. Sabes que será un inminente rechazo, pero el liberarte de esa carga será mucho mejor que guardártela por el resto de tu vida. Se acerca el final del ciclo, seguro que nunca más la volverás a ver. Solo busca el momento adecuado y dile lo que sientes, discúlpate por la forma en la que has actuado y verás que eso será un gran alivio para ti.

En ese momento Henry le dio la razón Pablo:

-          Así es Toni, te aconsejo que busques a César y vean la manera de encontrar el momento adecuado para poder hablar con Michelle y tú puedas desahogarte de una vez por todas. Es lo mejor que puedes hacer.

Yo en ese momento me quedé pensando en cuanta razón tenían las sabias palabras de Pablo y de Henry. Les agradecí por todo y subí al autobús que me llevaba a casa. Esa noche, como todas las anteriores, me quedé despierto meditando en todo lo que debía hacer, era tan doloroso el saber que dentro de poco no iba a ver a Michelle nunca más, que ella no me correspondería, que tenía una relación un sucio traidor indigno de ella.

La mañana siguiente, al llegar a la academia ubiqué a César. Conversando con él, le expliqué que si bien yo ya no tenía ninguna oportunidad con Michelle lo único que quería hacer es tener un momento con ella y expresarle todos mis sentimientos frente a frente, sabiendo que lo más probable sería sentir nuevamente su rechazo pero finalmente me iba a despedir de ella, de mi ángel, del amor de mi vida, diciéndole todo lo que guardo dentro de mí.

A César le pareció una muy buena idea, así que invitó a Michelle y a Nathaly, para variar, a una salida a la discoteca de siempre el último día de clases, solo ellas dos, César y yo, es decir una salida de parejas, sorprendentemente y contra todo pronóstico me comentó Cesar que Michelle aceptó salir con nosotros. En teoría en esa salida yo aprovecharía la oportunidad para expresarle mis sentimientos y despedirme de ella por siempre pues no esperanzaba en lo absoluto que ella pudiera corresponderme.

Sábado, 13 de marzo

Llegó finalmente el último día en la academia, todos mis compañeros y amigos se irían de paseo a la playa saliendo de clases como despedida del ciclo, pero César y yo teníamos otros planes. Por lo menos eso pensaba hasta que me di cuenta de que él no llegaba a clases, pregunté a todos y no sabían nada de él, cogí unas monedas y fui corriendo a un teléfono público para llamar a su casa y lamentablemente fue él quien me contestó del otro lado.

-          Aló, ¿César?
-          ¿Toni?, Sabes estoy enfermo, no voy a poder ir hoy, tendrás que salir tú solo con las chicas.
-          ¡NO ME PUEDES HACER ESTO! César, que voy a hacer ahora.
-          Solo coméntale a Michelle lo de la salida, no te queda otra.

Colgué el teléfono lleno de rabia e ira y me fui a clases. Al momento del descanso me tragué la puta timidez que había padecido todo el verano y me acerqué a Michelle, ella estaba sola y le dije:

-          Disculpa Michelle, no sé si César te comentó lo de la salida de hoy.
-          Sí claro, a la hora de salida nos reunimos afuera y nos vamos.
-          Sí pero hay un pequeño problema, César está enfermo con varicela y no va a venir hoy.
-          Mmmm pobrecito, qué lástima, esa enfermedad ¿es contagiosa verdad?
-          Sí, pero creo que solo te da una vez en tu vida…

Ese día repentinamente me quedé conversando con ella durante un largo rato, hablamos, reímos, le invité un helado y finalmente quedamos en salir a la discoteca a pesar de que César no estuviera. Lo irónico de todo es que justo el último día de clases pasó lo que tuvo que pasar cuando recién la conocí, es decir, empezar a conocernos de una forma normal.

A la hora de salida, me despedí de Henry, Flor, Oliver y Pablo con un fuerte abrazo, intercambiamos números telefónicos y fui al encuentro de mi amada. Michelle y Nathaly me esperaban en una esquina y emprendimos camino a la discoteca. En el camino Michelle me comentaba que quería postular a la facultad de medicina en la universidad de San Marcos y yo también le comentaba cosas de mi vida, no quería tocarle el tema de Aarón puesto que me parecía bastante incómodo hacerlo, pero supongo que si estando con él aceptó salir conmigo es porque simplemente no sentía nada serio por él o que ya no estaban juntos. En fin eso ya no me importaba en ese momento.

Al llegar a la discoteca, pagué las entradas e ingresamos. Al entrar separamos una mesa, nos sentamos un instante. Nathaly me miraba con una mirada desafiante, no hablaba con ella desde el mes pasado, cuando le pedí disculpas por mi comportamiento del 14 de febrero.

Al ver a Michelle en la discoteca con un resplandor que reflejaban las luces de colores la veía más hermosa que nunca.

Me levanté de la mesa y me fui al baño a mojarme la cabeza ya que ese lugar estaba demasiado sofocante. Tardé unos diez minutos dentro del baño, al momento de salir me dirigí nuevamente a la mesa donde estábamos sentados, pero solo estaba Nathaly. Sin decirle nada, ella se acercó a mí y me dijo:

-          Toni, Michelle se fue, tuvo una urgencia familiar repentina. ¿Qué lástima no?

En ese momento no podía creer lo que pasaba, Michelle se había ido y yo no le dije nada, no tenía como ubicarla, teléfono o dirección donde ir a buscarla, ese fue el fin.

Estuve sentado en esa mesa un buen rato tomando un vaso de whisky, sin hacerle caso a Nathaly, luego me fui a mi casa, con lágrimas en los ojos por todo el camino, con la vida destruida y el corazón adolorido, pensando en cada paso que daba en todo lo que fue y lo que nunca pudo ser, quería ver a Giuseppe y empezar a beber hasta perder la conciencia y poco a poco fui reconociendo dentro de mí, que por mis errores perdí a Michelle para siempre.
Ese fue el final del ciclo de verano en esa maldita academia que terminó destruyendo mi vida.

Me costó mucho tiempo superar esa etapa de mi vida, siempre viví con esa aflicción de nunca haber podido decirle nada a Michelle personalmente.

Estuve semanas tras semanas de sofocante angustia con una herida que tardaba demasiado tiempo en cicatrizar, pero que después de varios meses pude superar.

¿Qué pasó después?, César y Carmín estuvieron juntos un tiempo y luego se distanciaron, César estudió contabilidad en una universidad privada y ahora le va muy bien, en algún momento intenté contactarlo para pedirle algún dato que me ayude a localizar a Michelle pero él ya no tenía esa información, aunque personalmente pienso que no quiso dármela porque era más amigo de Aarón. A Carmín le perdí el rastro.

Flor y Henry siguen juntos hasta la actualidad, no sé nada más de ellos.

Pablo Serrano volvió a su pueblo natal y puso un negocio familiar.

Oliver ahora es un músico conocido a nivel internacional, un gran pianista clásico.

Nunca supe que pasó con Aarón y su primo. En realidad perdí contacto total con toda la gente de la academia. Excepto con Nathaly, que estratégicamente se distanció por completo de Michelle a partir de ese trágico día y empecé una relación con ella que duró dos años. Hace cuatro años, después de terminar definitivamente nuestra relación, ella se fue a la ciudad de Arequipa huyendo de su familia y por lo que me contaron, ahora vive tranquilamente allá, cuidando de un hermoso y robusto niño fruto de nuestra relación. Lo cierto es que ella nunca me dijo nada.

Giuseppe empezó a estudiar computación e informática en un instituto privado.

En mi caso, al salir de la academia, ingresé a la universidad Federico Villarreal y estudié la carrera de economía. Después de mi ruptura con Nathaly empezó a irme muy bien en mi vida sentimental, empecé a tener muchas novias lindas en la universidad. Me gradué y tiempo después obtuve un cargo en la subgerencia de una empresa.

Sin embargo el recuerdo de Michelle y la frustración de no poder haberle expresado mis sentimientos siempre vivía en mí, aunque el amor que sentía por ella con el paso del tiempo se fue tornando en un sentimiento más platónico.




















CAPÍTULO III

EL PUTSCH DEL PHOENIX


“El pasado es un rompecabezas, como un espejo roto, a medida que lo vas recomponiendo, te cortas y tu imagen no deja de cambiar y tú cambias también. Te puede destruir, volverte loco y  te puede liberar.

Cerrar los ojos te lleva con la oscuridad de tu interior. En una pesadilla, tus decisiones son equivocadas”.[2]

Miércoles 9 de septiembre: 5 AÑOS DESPUES

Era un día muy importante en mi vida, era mi primer día de trabajo en el nuevo cargo al cual me habían ascendido, era el flamante subgerente del área logística de San Genaro, una empresa dedicada a la importación y comercialización de medicamentos veterinarios. Mi vida era muy agitada en ese entonces, estaba haciendo los trámites respectivos para empezar mi tesis de titulación, me habían dado a cargo unas 40 personas dentro de la empresa. Por otro lado después de una larga temporada de haber vivido solo e independiente en un departamento de soltero durante mi vida universitaria, había regresado de nuevo a casa de mis padres ya que extrañaba la calidez del hogar paterno y sobretodo la comida de mi madre. Mi relación con ellos era muy buena, empecé a apoyar a mi hermana Mel que había ingresado recientemente a la universidad.

En mi vida sentimental todo transcurría con normalidad, hace unos meses había terminado la relación con mi última novia porque me había aburrido de ella, pero siempre recordaba el verano de 2004 y a Michelle con mucha nostalgia.

Yo había cambiado en muchos aspectos, ya no fumaba, dejé la música, vestía siempre de forma elegante debido al estilo de vida que llevaba y mi timidez desapareció por completo. Aún mantenía mis convicciones políticas y religiosas como antes, pero no era muy practicante de ellas. Mi vida no podía estar mejor en ese entonces.

Me encontraba conociendo mi nueva oficina, muchos de mis amigos de trabajo con los que compartía el día a día y habíamos conformado un grupo laboral muy unido, ahora iban a ser mis subordinados.

Mi fiel Giuseppe que era técnico de soporte en la empresa.

Grettell, una atractiva rubia de 18 años, tuve en muchas ocasiones encuentros íntimos con ella pero sin ningún compromiso de por medio. Con mi ascenso ella pasó a ser mi secretaria personal por lo que me venía muy bien su compañía diaria.

Junior, un bromista empedernido, encargado de trabajos administrativos, antes de mi ascenso a la subgerencia compartíamos el mismo puesto de trabajo, me encantaba estar cerca de él porque siempre me daba motivos para “mearme” de risa.

Isaac, el conserje, se parecía mucho al sargento García de la serie “El Zorro”, él se encargaba de enviar y traer papeleo entre otras cosas. Era medio escaso de facultades mentales pero era una persona que siempre te apoyaba en lo que podía.

Mercedes, la contadora, una simpática gordita, muy risueña y expresiva, nos comprendíamos muy bien, entre ella y yo siempre les jugábamos bromas pesadas al resto de chicos. No se llevaba bien con nadie, solo conmigo.

Minutos antes de salir a almorzar, Grettell entra a mi oficina con un pequeño sobre:

-          Toni, desde sistemas me han pasado esto, son los nuevos usuarios y claves de nuestro sistema con tu perfil de subgerente, también te han dado un usuario y contraseña de RENIEC (La base de datos del registro de identificaciones del país).
-          Gracias preciosa, los pruebo y luego nos vamos a almorzar.
-          Está bien.

Quise probarlos antes de salir, todo estaba correcto, al probar los usuarios de RENIEC, empecé a jugar con el sistema buscando información de viejos amigos, conocidos de la universidad y de algunos familiares. Luego de eso salí a comer con Grettell, mientras almorzábamos le comentaba lo que había estado haciendo con mi usuario, cuando ella me preguntó:

-          Toni, por favor, ¿puedes dejarme consultar los datos de una persona?, es un ex novio que tuve hace mucho y no supe nada de él, me causa un poco de curiosidad saber que ha sido de su vida.

De pronto me quedé pensando, mirando al vacío y sin responderle a Grettell y solo pensé en un nombre en ese momento:

-          ¡Michelle!

Dije en voz alta, tiré dinero en la mesa y me fui corriendo a la oficina dejando sola a Grettell. Al llegar encendí el ordenador e ingresé inmediatamente a RENIEC, de pronto ingresé sus nombres y la emoción fue indescriptible. La había localizado. En ese momento todo sentimiento que había enterrado hace 5 años fue removido repentinamente.

Vi su foto en la pantalla, justamente una foto que fue tomada en ese verano para su DNI, vestida de azul, sus ojos tan hermosos, su cabello tan ondeado. Revisé su información, busqué en otros sistemas paralelamente obteniendo su dirección y número telefónico.

No sabía qué hacer, decidí irme a casa temprano, imprimí toda esa información y la llevé conmigo.

Habían cambiado muchas cosas. Había pasado 5 largos años y todo ese mar de sentimientos comenzaron a asediarme de nuevo, la tranquilidad y paz que había logrado en mi vida hasta ese momento se esfumaron ante la idea de saber que había una esperanza de volver a ver a mi ángel, mi Michelle.

Pensé toda la noche en lo que podía hacer. Michelle, de ser un pensamiento de amor platónico que rara vez rodeaba mi mente con nostálgicos recuerdos de algo que nunca pudo ser, ahora vuelve a mi como un recuerdo agresivo que no dejaba de atormentarme a cada instante. El hecho de haberla localizado nuevamente, de saber dónde se encontraba, cambiaba el contexto de las cosas, a pesar de que ya no era ese estúpido chiquillo tímido que echó a perder todo hace cinco años, no sé por qué pero no me atrevía a coger el teléfono y llamarla o ir a buscarla a su casa, han pasado cinco largos años, nunca hemos sido amigos y hasta dudaba de que me recordara.

Fue algo totalmente inesperado para mí. Decidí consultar el problema con mis amigos, a ver si uno de ellos le atinaba a una solución.

EL NACIMIENTO DEL PUTSCH

Al día siguiente reuní a mis amigos y los invite a almorzar a todos, a Grettell, Isaac, Mercedes, Junior y a mi querido Giuseppe, con el que ya había hablado previamente del tema. Cuando estuvimos reunidos todos, le dije a Giuseppe que proceda a contarles mi historia del verano en la academía y él lo hizo con mucha dicción y astucia, incluso la narró tan detalladamente que parecía que hubiera sido la historia de él y no la mía. Cuando Giuseppe terminó su narración, les conté a todos que la había localizado el día anterior, ya tenía su dirección y su teléfono actual, pero no sabía qué hacer.

Junior tomó la palabra:

-          Toni, primero necesitas tener más información de ella, qué hace ahora o a qué se dedica, si tiene novio o alguna relación sentimental, luego de eso propicia un encuentro “casual” y trata de hablarle. No puedes hacer nada más, pero debes actuar con prudencia.

Mercedes interrumpe diciendo en son de broma:

-          Claro, ahora que eres subgerente, si ella está desempleada y necesita trabajo; puedes llamarla para una entrevista en la empresa, simulamos que somos gente de recursos humanos y tú como un simple postulante, te sientas a su lado mientras ella espera su turno, le conversas y ya.

Todos reímos ante las ideas idiotas de Mercedes, pero en el fondo no me pareció una idea tan idiota. Su propuesta se convertiría en la piedra angular para formular todo un planeamiento estructurado y sistemático que  me permitiría verla una vez más y poder obtener esa oportunidad que nunca tuve en el pasado.

Esa noche, en mi habitación, prendí un cigarrillo después de muchos años, con una taza de café amargo, coloqué una hoja a mi vieja máquina de escribir y empecé a redactar el plan que llevaría a cabo para volverla a ver. En principio necesitaba un nombre para esta operación, pensé y aparentemente esto era algo así como un “golpe de estado” que estaba dándole a mi vida y al pasado que tanto me estaba torturando, debido al gran agrado que tenía por la historia universal y a mis tendencias fascistas, al pensar en “golpe de estado” se me vino a la cabeza un evento histórico llamado EL PUTSCH DE MUNICH que fue un golpe de estado fallido llevado a cabo en los años 20 en Alemania por Adolf Hitler para poder tomar el poder del estado alemán. Inspirado en ello, tomé el apodo que me pusieron en la secundaria: PHOENIX, apelativo que usaba como alias en los campamentos militares..
Y fue así como le di nombre a esta operación: EL PUTSCH DEL PHOENIX.

Pero antes de empezar a realizar la planificación del PUTSCH necesitaba algunos datos adicionales de Michelle, por lo que consideré prudente esperar al día de su cumpleaños, que no estaba muy lejano y hacer que Grettell llame a su casa, se contacte con ella y haciéndose pasar por su vieja amiga de la academia, Nathaly, obtenga más información de ella.

19 de Noviembre

Al llegar a la oficina a primera hora, llamé inmediatamente a Grettell, le di el número telefónico de la casa de Michelle y le dije que proceda a llamarla, ya habíamos ensayado días atrás todo lo que tenía que decir, yo cogí el anexo para poder escuchar la conversación, estaba tan nervioso ya que después de mucho tiempo iba a escuchar de nuevo la voz de mi ángel amado, tras varios intentos nadie contestaba el teléfono, me empezaba a preocupar hasta que por fin alguien contestó:

-          Aló
-          Hola buenos días, se encuentra Michelle por favor.
-          No, lo siento, ella se acaba de ir a la universidad, soy su mamá. ¿Con quién tengo el gusto?
-          Buenos días señora, le saluda Nathaly, una amiga de Michelle que estudiaba con ella en el año 2004 en la academia San Fernando, la estoy llamando después de tantos años para saludarla por su cumpleaños y saber de ella, dígame ¿qué es de su vida?
-          Bueno, ella ahora estudia tecnología médica en la universidad Alas Peruanas, está en séptimo ciclo y le va bien aunque ahora está en busca de trabajo para hacer prácticas.
-          ¡Qué bien! me alegro por ella, ¿Podría facilitarme el número móvil de Michelle por favor?
-          Por ahora ella no tiene, pero llámala por la noche, lo más seguro es que ya se encuentre aquí.
-          Muchas gracias señora, que tenga un buen día.

Información muy interesante y relevante con la que pude armar y planificar el PUTCH DEL PHOENIX.

EL PUTSCH DEL PHOENIX

Después de desvelarme muchas noches con mi vieja máquina de escribir, con miles de cigarrillos y litros de café consumidos, terminé la elaboración de mi obra maestra y lo archivé en un fólder de Manila amarillo:



OPERACIÓN: EL PUTSCH DEL PHOENIX.

INTRODUCCIÓN

Durante largos años de mi vida, nunca imaginé no estar preparado ante este hecho de semejante envergadura.
Había añorado todo este tiempo conseguir esta información, la cual ahora tengo en mis manos y que me servirá para realizar sistemáticamente la operación “EL PUTSCH DEL PHOENIX”, con la cual, lograré (en teoría) tener un reencuentro de forma “casual” con Michelle, el amor de mi vida, y así poder tener una nueva oportunidad de lograr entrar en su vida.

OBJETIVO

El objetivo de esta operación es que a través de una entrevista laboral ficticia llevada a cabo por mis colaboradores yo pueda fingir un encuentro casual con Michelle, de esta forma tendré la oportunidad de verla nuevamente, poder conversar con ella y si la situación es favorable poder entrar en su vida nuevamente ganándome su amistad o simplemente darle un último adiós.

OPERACIÓN

Habiendo obtenido información suficiente para llevar a cabo esta operación teniendo en cuenta que:

-          Michelle cursa actualmente el séptimo ciclo en la carrera de tecnología médica en la UAP.
-          Que según su madre ella necesita laborar para realizar sus prácticas profesionales.
-          Que soy el subgerente de una empresa importadora de medicamentos veterinarios.

Armaremos de forma clandestina una entrevista ficticia dentro de las instalaciones de la empresa donde yo laboro, contactando previamente a Michelle para que se presente a dicha entrevista y es ahí donde yo, fingiendo ser un postulante más, me acercaré a ella e intentaré conversarle.

Para lo cual se llevará a cabo los siguientes procedimientos de la siguiente forma:

  1. Entre los días 19 y 23 de abril del próximo año Grettell se intentará contactar telefónicamente a la casa de Michelle informándole que la llama de la bolsa de trabajo de la UAP y que la han referido para un requerimiento de personal practicante en la empresa SAN GENARO cuya entrevista laboral se efectuará el día 30 de Abril a las once de la mañana en las instalaciones de nuestra empresa.

  1. Días previos al 30 de abril, tendré que persuadir a algunos amigos de seguridad de ingreso del edificio que el 30 de abril llegará Michelle para que puedan mandarla al piso donde laboramos y podamos llevar a cabo la pseudo entrevista sin que se pueda producir algún malentendido o comunicado a Gerencia General.

  1. El día 30 de abril, Junior, Grettell, Isaac, Mercedes y Giuseppe deberán estar en la oficina vestidos de forma elegante a las 10 de la mañana.

  1. Los roles serán de la siguiente forma, Junior será el psicólogo encargado de la entrevista y estará dentro de mi despacho entrevistando a cada postulante, Grettell será la secretaria recepcionista. Mercedes, Giuseppe e Isaac serán tres postulantes con un currículo en mano.

  1. Cuando Michelle llegue al tercer piso, la secretaria deberá estar en su lugar, en un ambiente de espera, recibiendo los currículos, los tres postulantes estarán sentados juntos, dejando dos asientos vacíos para Michelle y para mí.

  1. Seguidamente Grettell le indicará a Michelle dónde sentarse y recibirá su currículo. Luego de eso me mandará un mensaje a través del móvil indicándome que ella llegó.

  1. Luego procederé a entrar a la oficina como un postulante y me sentaré al lado de Michelle, empezaré a hablar con ella.

  1. En ese momento irán pasando uno a uno al despacho para su entrevista con el psicólogo, como son tres postulantes antes de Michelle, tendré 45 minutos con ella, tiempo suficiente para poder hacer lo que tengo que hacer.

De esta forma se llevará a cabo la OPERACIÓN EL PUTSCH DE PHOENIX que con ayuda de la providencia me esperanzo que pueda subsanar los errores del pasado y que tenga una nueva oportunidad de ser feliz en el futuro.


Antonio di Bassano.
30 de noviembre.

Martes, 1º de diciembre

Fue así como culminé con la elaboración del PUTSCH, lo único que hacía falta era mostrarlo a los chicos para ponerlo en práctica.

Ese mismo día por la mañana, los reuní a todos invitándolos nuevamente a desayunar, les di a todos una copia del PUTSCH explicándoles que era lo que tenía en mente. Cualquiera que hubiera leído eso hubiera pensado simplemente que un desquiciado mental lo hizo, pero ellos no, al leerlo rieron mucho y les pareció una propuesta muy divertida, sobretodo Mercedes que no dejaba de delirar con la idea, pero pidieron algo a cambio de ayudarme. Les ofrecí un día libre a cada uno de ellos y aceptaron.

Ese día Giuseppe fue a buscarme a casa por la noche. Como los viejos tiempos, destapamos un par de latas de cerveza y fumando unos cigarrillos me dijo:

-          Toni, por favor, ya abandona esa loca idea. Aún estás a tiempo, estás haciendo cosas que no son normales ni correctas, lo que pasó hace cinco años solo fue una mera ilusión de adolescentes, no hay por qué estar dándole más vueltas a ese asunto. Puedes hacerte daño a ti mismo. Piensa en todo lo que puede pasar. Por qué sencillamente no agarras el móvil, la llamas y asunto arreglado.
-          Pepe, ya está todo preparado y arreglado, no pienso desistir, creí haber dejado a Michelle fuera de mi vida por siempre, pero mira lo que ha pasado, son señales del destino que nos quiere ver juntos nuevamente, sé que no es cabal lo que estoy haciendo, pero créeme, que si sale bien todo, seré muy feliz. Amigo mío, tú eres mi hermano, nadie más que tú ha podido ver como he sufrido todo este tiempo y como he amado a esa mujer, trata de entenderme, es muy importante lo que estoy haciendo.
-          Muy bien Toni, solo me queda apoyarte como siempre lo he hecho pero si sale algo mal o terminas lastimándote me dolerá mucho ser yo el que te tenga que decir: “TE LO DIJE”, bueno brindemos por Michelle y el PUTSCH DEL PHOENIX jajaja vaya nombrecito. Loco de mierda.
-          Jajaja Salud hermano.

En unos meses llevaría a cabo ese encuentro tan anhelado por tanto tiempo. A partir de ese momento mi vida cambiaría de forma inexorable.




Jueves, 29 de abril

Hasta este momento todo ya había salido de forma exitosa. Todo se había llevado a cabo conforme a lo estipulado en el PUTSCH, paso a paso.

Una semana antes Grettell logró contactar con Michelle para invitarla a la entrevista y ella aceptó, yo hablé con los encargados de la  recepción del edificio donde trabajaba y a cambio de unos favores ellos aceptaron acceder a mi petición de permitir el ingreso a Michelle a la empresa para una entrevista en mi oficina sin comunicárselo a recursos humanos o la gerencia general.

Todo estaba preparado. Contaba las horas para el momento de ese encuentro tan ansiado.





























CAPÍTULO IV

DESENLACE DE UN REENCUENTRO FATAL


MOMENTOS PREVIOS

Viernes 30 de Abril

Eran las dos de la madrugada, me hallaba despierto en mi habitación. La desesperación, emoción y angustia por volver a verla no me dejaban dormir. Pasé toda la noche ensayando las formas posibles de hablarle en tan anhelado encuentro. Fumaba demasiado, estaba bordeando ya la segunda cajetilla, hablaba solo, imaginándome que la tenía al frente.

A cabo de unas horas cogí un papel y la vieja guitarra de mi padre tratando de componer alguna melodía para apaciguarme por un momento, pero todo intento fue nulo. Encendí el televisor e intenté buscar algún programa conocido. Quería que las horas se muevan con más agilidad.

Dejando la televisión encendida cogí por enésima vez el archivo del  PUTSCH y lo leí nuevamente. Sin esperarlo, me quedé dormido tan profundamente que dejé caer lentamente todos los papeles al suelo, mientras que mi cigarrillo recién encendido se iba consumiendo en el cenicero.

Todo este último mes había cambiado de forma irreconocible. Fumaba a grandes escalas, no le daba importancia a mi trabajo y mis superiores ya habían comenzado a cuestionarme. No hablaba con mis padres, pasaba la mayor parte del día encerrado en mi habitación. Comencé a dedicar también excesiva cantidad de tiempo en mejorar mi apariencia personal, había invertido mucho dinero en tratamientos faciales, cortes de cabello, blanqueamiento dental, manicures, y todas esas cosas tontas que siempre repudié.

Parte de mi salario también lo gasté en todos los preparativos para llevar a cabo este encuentro con mi amada Michelle. No hacía más que pensar en eso. Mi obsesión ya había escalado niveles que una persona cuerda no podría asimilar.

Eran las nueve de la mañana y me encontraba durmiendo totalmente inconsciente, tenía puesta aún la ropa del día anterior, cuando de pronto sonó mi móvil que se encontraba bajo mi cama. Mi habitación era un desorden total de ropa sucia, colillas de cigarrillo y vasos de licor. El ruido del móvil me despertó repentinamente haciendo que me enredara entre la ropa sucia que había por todos lados de mi cama. Me caí al piso y tirado en el suelo cogí el teléfono y contesté:

-          ¿Sí? –contesté mi móvil soñoliento.
-          Toni, todo bien, estoy en camino. En media hora nos vemos en la oficina.

Era Junior confirmándome que se encontraba en camino, me desperté por completo, aparté el móvil de mi oído y vi la hora: 9:30 AM, sentí todo el cuerpo helado.

Se suponía que a las diez en punto de la mañana debería estar en la oficina para poner todo en orden y me encontraba hecho un cerdo, lleno de malos olores y tirado en el piso de mi habitación. Comencé a sudar automáticamente y le contesté a Junior:

-          Sí, todo bien, nos vemos entonces.

Me puse de pie y pisando los papeles del PUTSCH comencé a dar vueltas sin saber qué hacer. Luego me quité toda la ropa, me coloqué la toalla en la cintura y fui corriendo a darme un baño. Yo que estaba acostumbrado a demorarme horas en la ducha, ese día mi baño no duró más de 7 minutos.

Estando impecable y limpio, procedí a vestirme. La ropa que compré para usar ese día fue una camisa blanca, pantalón negro elegante y un costoso saco casual. Zapatos de cuero negro. Todo lo que vestía era ropa exclusiva que había comprado días antes para esta ocasión y un perfume el cual me rocié por todo el cuello una vez que estuve completamente vestido.

Ese día estaba más radiante que nunca. Mis ojos resaltaban a la luz su agradable color verde, mi rostro totalmente limpio y con la piel tersa. El traje totalmente nuevo que tenía puesto me hacía lucir más atractivo aún.

Al terminar de arreglarme me coloqué por primera vez el reloj de plata que me regaló mi padre cuando cumplí 18 años. No supe por qué lo hice, luego levanté los papeles del PUTSCH que estaban regados por el suelo y los coloqué en su fólder. Cogí también mi hoja de vida, mi móvil, mis llaves, mi billetera, documentos, dinero e instintivamente abrí el cajón de mi velador donde guardaba mi arma.

Hace aproximadamente nueve meses atrás había logrado cumplir uno de los sueños que guardaba desde muy niño, tener un arma de fuego. Había gastado todo el dinero que había recibido en la liquidación de mi antiguo trabajo en comprar un arma y tramitar sus permisos legales. Era una pistola semiautomática, muy pequeña, de calibre 22 LR, Marca Taurus, modelo PT22 y tenía una capacidad de nueve tiros. Era realmente pequeña y era muy práctica portarla. Hasta ese momento no había usado mi arma mas que para practicar en el polígono de tiro. Me fascinaba mucho usarla.

Al abrir el cajón y ver mi arma pensé rápidamente y decidí no llevarla, si bien es cierto que el arma es muy discreta y nunca se notaba, no quería que el más mínimo detalle echase a perder esa mañana. Hay chicas que le tienen pavor a las armas, así que más vale prevenir que lamentar.

Bajé las escaleras de mi casa tan rápido que casi tropecé. Me dirigí a la puerta y la abrí.

Salí de casa y aseguré la puerta con la llave, me dirigí rápidamente a la avenida principal a tomar un taxi.

Caminando a unos pasos de mi casa vi a unos treinta metros de mí, dos vagabundos, uno llevaba en la mano un palo con un clavo en la punta y el otro fumaba marihuana mientras se tambaleaba al caminar, me señalaron y vi que arremetieron contra mí diciéndome:

-          Oye tú, ¡acércate!, solo danos un par de monedas, no te haremos nada.

Craso error, me di cuenta lo estúpido que había sido salir a la calle desarmado y vistiendo tan lujoso atuendo. Eché a correr hacia atrás y traté de abrir la puerta como sea pero no hallaba mi llave en los bolsillos, me había puesto nervioso, cuando de pronto la puerta se abre sola, era mi hermana Mel que abrió la puerta para salir, la abracé y rápidamente la llevé dentro de la casa cerrando la puerta de un golpe. Mel se alteró y me reprochó:

-          ¿Qué tienes? Es que acaso te estás volviendo loco, ¡Por qué no me dejas salir!

 Le respondí:

-          Bueno si quieres que te roben, anda sal y verás.

Ella se quedó en silencio aguardando mientras subí por mi arma, me aseguré que las dos cacerinas estuvieran completamente abastecidas, cargué el arma con una de ellas y otra la guardé en el bolsillo interno de mi saco. Bajé las escaleras iracundo, con el arma en la mano y abrí la puerta dándole una fuerte patada, salí a la calle buscando a los que querían agredirme pero no encontré a nadie, los pandilleros se habían ido. Mel asustada decidió quedarse dentro de la casa, me alcanzó todos los papeles y me dijo:

-          ¡A dónde irás tan guapo!

No le dije nada, cerré la puerta y seguí mi camino. La calle estaba tranquila, le puse seguro a mi pistola y la enfundé en la parte trasera de mi cintura. Llegué a la avenida principal. Paré un taxi color amarillo que iba a mi encuentro, me acerqué y le pregunté al taxista:

-          Lléveme a San Isidro por favor, le pagaré lo que sea.

El taxista aprovechando mi situación desesperada me responde:

-          Treinta Soles

No dudé un solo segundo y subí al taxi indicándole:

 –Pero vamos volando, en menos de veinte minutos, ¿OK?

El taxista asintió.

Cogí el móvil y llamé a Mercedes:

-          Hola Mercedes, ¿qué tal?
-          Toni, ¿Dónde estás? Acabo de llegar a la oficina, se supone que deberías estar aquí para ayudarme a preparar todo.
-          Sí, bueno Mercedes, he tenido un inconveniente, por favor en veinte minutos estoy llegando.
-          ¡Ya me lo imaginaba! Ni siquiera el día más importante de tu vida puedes ser puntual. Está bien voy hacer todo lo posible para que quede todo preparado pero apresúrate.
-          OK, ¡gracias!

Colgué la llamada y dejé que mi cuerpo descanse en el asiento del vehículo después de tantos minutos de tensión. Encendí un cigarrillo y empecé a fumar mientras cerraba los ojos pensando una vez más en lo que iba a pasar ese día.

EL REENCUENTRO

Eran las diez con veinticinco minutos de la mañana, Llegué al edificio, me bajé presuroso del auto y entré. Me dirigí a la recepcionista:

-          Disculpe, señorita, hoy vamos a recibir la visita de una persona importante, la señorita Michelle Verona, seguro llegará preguntando por una entrevista, usted solo derívela al tercer piso.
-          Está bien señor di Bassano, por cierto, todos sus empleados ya han llegado y lo están esperando señor.
-          Está bien.
-          Gracias.

Entré al ascensor, estaba solo, al momento de elevarse comencé a dar brincos como siempre solía hacer cuando usaba algún ascensor. Al llegar a la oficina, vi que todos estaban ahí. Grettell me saludó sorprendida. Nunca me habían visto tan elegante como en aquella ocasión, el resto también se quedó pasmado. Junior me dio una palmada en la espalda diciendo en son de burla: - Señor quién es usted, no habrá visto a mi jefe, debería haber llegado hace media hora. - Sonreí caminando por el lugar, mirando el escritorio de la recepcionista, tocando las paredes, era una oficina muy simpática y aparentaba muy bien lo que queríamos hacerle creer a Michelle. Mercedes me vio y exclamó: - ¡Oye mal educado, salúdanos! – No le presté atención. Los reuní a todos y les dije:

-          Estimados, me encuentro muy emocionado y a la vez agradecido por todo esto que están haciendo por mí. La verdad, no se pueden imaginar cuán importante es este momento, volveré a ver a una persona que no he visto hace cinco años,  aunque suene tonto, es la mujer a la que más he amado en toda mi vida. Bueno, gracias de antemano, ya saben, si todo sale perfecto: en cuanto acabe todo esto los invito a cenar y les daré un día libre a cada uno de ustedes en el trabajo.

Los muchachos Gritan de alegría y yo proseguí:

-          Junior, tú serás el Psicólogo encargado. Grettell, tú la recepcionista. Mercedes, Isaac y Giuseppe serán los postulantes. Deberán sentarse en aquel lado y deben ocupar todas las sillas. Al otro extremo de la sala dejen dos sillas libres, cuando entre Michelle, tú Grettell recibes sus documentos y la invitas a sentarse en ese lado, luego esperas un par de minutos, entras donde está Junior y me llamas a mi móvil. Si por algún caso no contesto estaré en la tienda al frente del edificio, ve a buscarme. Una vez que yo entre, comenzaras a llamar a la entrevista a cada uno de los postulantes, deberán demorar un lapso de quince minutos cada uno, lo que da un tiempo total de 45 minutos. Luego llámenme a mí y a final a ella. Eso es todo, el resto depende de mí. Roguemos a la providencia que todo salga bien.

Dejé varios papeles en el escritorio de Grettell y me marché al frente del edificio a esperar la confirmación de la llegada de Michelle.

Me fui a la tienda que estaba al frente. Había una pequeña mesa para sentarse, pedí una golosina y me senté. Prendí un cigarrillo y empecé nuevamente a fumar. Mis manos comenzaban a sudar. El frío viento de otoño soplaba acariciando mi frente. La espera comienza a tornarse odiosa y los minutos nuevamente parecen años pasar. Intenté jugar con el móvil pero no lograba concentrarme. Le di unas ojeadas a los documentos que llevaba en la mano.

Eran las once con diez minutos de la mañana y ya había fumado unos seis cigarrillos. Cuando de pronto sonó mi móvil. Era Grettell y me dijo: - Toni, ya llegó, es la hora. – Apagué el séptimo cigarrillo que había encendido, me fui donde el vendedor de la tienda y compré varios caramelos de menta para neutralizar el aroma a tabaco.

El PUTSCH DEL PHOENIX ha comenzado, no hay marcha atrás.

Entré al edificio nuevamente, luego entré al baño, mojé mis manos y mi corta cabellera. Me aseguré que todo esté bien, mastiqué varios caramelos y subí nuevamente al ascensor, la emoción se acrecentaba segundo a segundo y hasta podía escuchar los latidos de mi corazón. Comencé a caminar lentamente a la oficina. Toqué la puerta y escuché la voz de Grettell que decía:

-          Adelante.

Abrí la puerta e ingresé, podía ver los rostros de expectación que tenían todos al verme entrar. Giré la cabeza al sitio donde se suponía que estaría sentada Michelle y al fin la vi.

Mi mente quedó nuevamente consternada, ella había cambiado, era más delgada y diferente, su rostro era otro, me di cuenta que mis sentimientos de hace cinco años no habían cambiado en absoluto, que seguía enamorado de mi musa, la dueña de mis desvelos, mi razón de vivir. La vi más hermosa que nunca, llevaba una blusa rosada que resaltaba su piel blanca, su cabello negro aún ondeado, su rostro con un toque de maquillaje la hacía ver más mujer que niña. Michelle cruzó la mirada conmigo y luego miró hacia el suelo.

Estaba pasmado al igual que la primera vez.

DESENLACE FATAL

-          ¿Sí?, Caballero ¿Qué desea?
-          Mmmmmmm
-          ¿Señor, me está escuchando?, ¿viene por la entrevista?... ¡Señor!, contésteme.
-          Eh, sí, discúlpeme, vengo por la entrevista para el área de sistemas.
-          Su currículum por favor.
-          Aquí lo tiene.
-          Gracias, ahí hay un espacio vacío, por favor tome asiento.
-          Muchas gracias.

Mis manos sudaban, mis ojos querían derramar lágrimas emotivas, mis piernas temblando dificultaban mi estabilidad al estar de pie. Seguí parado por un minuto más.

-          Señor, tome asiento por favor.

Comencé a caminar a paso lento, la vi más de cerca y contemplé cada vez más su atractiva figura, ella miraba al vacío, mi respiración comenzó a acelerarse y mis manos empezaron a destilar chorros de sudor. Noté la expectativa del resto, finalmente llegué a la silla, ella me miró fijamente a los ojos, como si me conociera, pero no decía nada, mientras yo me iba desarmando poco a poco. Me senté en la silla de forma brusca y logré observar la cara de Giuseppe mirando a otro lado y conteniéndose la risa.

Mi rostro comenzó a ruborizarse por la tensión que había en ese momento, finalmente voltee hacia ella, y le dije:

-          Hola, disculpa, me dices la hora por favor. – Mi voz suena débil
-          Sí, son las 11:20 AM. – me responde con voz muy seria.
-          Gracias, al parecer creo que he llegado tarde. ¿Desde qué hora estás esperando?
-          Hace diez minutos he llegado pero aún no empieza la entrevista. – me dice sin perder la seriedad.
-          ¿Postulas también al área de sistemas?
-          No, vengo por la vacante en el área de tecnología médica.
-          Así, ¿sabes si la entrevista es grupal o individual?
-          No lo sé. ¿Por qué no le preguntas eso a la recepcionista?

En ese momento Grettell empezó:

-   Mercedes Marín, al despacho por favor.

-          Bueno, creo que eso responde a mi pregunta. – Sonreí y en los labios de Michelle también se dibujó una leve sonrisa.

El resto nos miraba y guardaban silencio, no podían soslayar su curiosidad. Dentro de mí me inquietaba la duda si Michelle me había reconocido, si aún recordaba a su pretendiente romántico del verano de 2004.

En ese momento no supe qué decir, nos quedamos todos callados, los espectadores me miraban y me decían con la mirada: ¡Haz algo idiota!, de pronto vi salir a Mercedes del despacho y Grettell indicó:

-          Señor Giuseppe Nardini, su turno.

¡Maldición! ya han pasado quince minutos y el silencio sigue imperando en esta sala. Debía hacer algo. Me dirigí nuevamente a Michelle:

-          Oye y dime, ¿Cómo encontraste esta empresa?

Me respondió denotando un poco de fastidio:

-          Bueno, llamaron a mi casa, supuestamente la bolsa de trabajo de mi universidad me ha recomendado.
-          ¿Así?, ¿y en qué universidad estudias?
-          Oye, discúlpame pero ¿tú no has estudiado en la academia San Fernando en el centro de Lima?

En ese momento me quedé helado, no sabía qué responder, se notaba muy fastidiada, mis peores temores en esos momentos comenzaron a aflorar, me puse muy nervioso:

-          Sí, claro, ¿en la que quedaba en el centro de la ciudad?
-          Exactamente.

En su mirada solo había fastidio total y comenzó a hablarme molesta pero en voz baja.

-          Yo soy Michelle, ¿te acuerdas de mí?

Quise responderle pero no me dejó y prosiguió:

-          Bueno veo que sí te acuerdas, aunque aparentes no hacerlo, yo sí me acuerdo muy bien de ti, sí, soy esa chica a la que acosabas y hostigabas con tus cartas y poemas, a la que seguías y espiabas todo el tiempo, a la que decías que amabas inmensamente cuando a lo mucho habíamos cruzado un par de palabras y mira; quiero ser sincera contigo, no me interesas ni antes ni ahora, me das miedo, no quiero ser tu amiga ni conocida tuya ni nada que se le parezca, discúlpame pero es mejor así. Si es que alguna vez pensaste en que yo te pudiese corresponder has estado totalmente equivocado, ¿recuerdas esa salida a la discoteca el último día de clases?, todo fue un plan que armamos Cesar, Nathaly y yo porque ella me lo había pedido, es por eso que me fui, para que te quedaras con ella, lo recuerdo muy bien, tengo buena memoria. Nunca pensé en volver a verte y mucho menos en estas circunstancias, lo siento pero procura no volver hablarme por favor. Muchas Gracias y adiós.

Se levantó totalmente enfadada y se sentó en el asiento que había desocupado Giuseppe.

Me quedé mudo, mis ojos estaban exorbitados y rojos inyectados de frustración y rabia. No sabía qué hacer ni qué decir, había terminado todo, mi rostro enrojecía de la mezcla de sentimientos que se revolvían en mi estómago. Jamás esperé una reacción así por parte de ella, mis manos comenzaron a arrugar con fuerza los muslos de mi pantalón. Mis dientes empezaban a rechinar y una lágrima brotó de mi ojo derecho.

Todos observaron esa triste escena y miraban al piso, no sabían qué hacer, estaban conmovidos, todo su esfuerzo fue en vano. Grettell pensó dentro de sí misma: algo malo va a salir de todo esto.

Cogí el móvil y le envié un mensaje de texto a Grettell diciéndole:

– “Debemos acelerar, haz que entre ella”. A cabo de un momento sale Giuseppe del despacho, en seguida Grettell le dice a Michelle:

- Señorita Verona, es su turno.

El semblante de Michelle se tornó distinto, se tranquilizó e ingresó al despacho. En seguida, aprovechando que ella había entrado y no nos veía, me puse de pie y comencé a cogerme la cabeza con las manos y a decir en voz alta:

        ¡Qué voy a hacer ahora!

Todos mis compañeros fueron a hablar conmigo. Giuseppe, me dijo preocupado:

        ¡Qué has hecho animal!

Traté de explicarles todo lo sucedido…

Trataba de explicarles a mis compañeros lo que había sucedido, estaba entrando en crisis, ellos no lograban entender lo que yo trataba de decirles. Mis manos empezaron a temblar y una sensación de nauseas comenzó a invadir mi cuerpo. Debía hacer algo. Finalmente pensé: la última vez ella se fue sin que yo pudiera decirle todo lo que siento, esta vez se irá por siempre de mi vida, pero no lo hará sin que yo pueda expresarme. Mi rostro se tornó pálido y mis ojos inexpresivos, tenía una mirada psicópata y todos los que me rodeaban comenzaban a preocuparse.

Todos comenzaron a hablar entre sí menos yo que me quedé parado, con la mirada al vacío y sin decir nada. Se escuchó que la puerta del despacho comenzó a abrirse, era Michelle que estaba saliendo de su “entrevista”. Cuando salió del despacho nos miró a todos parados reunidos al medio de la sala y nos miró como diciendo: ¿Qué diablos está pasando aquí?

Michelle fue donde estaba parada Grettell y le dijo:

- Gracias por nada señorita –

Y se dirigió hacia la puerta de la oficina para retirarse. Totalmente indignada comenzó a denotar fastidio y molestia en su mirada y sus mejillas empezaban a sonrojarse, de ira creo yo.

De un momento a otro, me moví rápidamente delante de ella para bloquear la salida de la oficina, Michelle se encontraba parada frente a mí. Ella miró hacia atrás y vio a todos que estaban parados sin hacer nada, asustados, volvió la mirada hacia mí, mirándome con los ojos totalmente aterrados y yo desesperadamente le dije:

-          Michelle, antes de que marches de mi vida por siempre, déjame decirte que te amo, te he amado desde el primer momento que te vi y te sigo amando más que a nada en este mundo. Discúlpame por hacerte pasar esto. Todo este tiempo no he dejado de pensar en ti…

Mientras yo iba hablándole ella comenzó a perder el miedo, se armó de valor y me interrumpió gritando:

-          ¡Apártate de mí, maldito imbécil degenerado o voy a gritar!

Pude observar a lo lejos como Giuseppe me miraba mientras que en su rostro se dibujaba una sonrisa burlona, grosera y lastimera que, seguramente, le causaba el verme envuelto en esa situación.

En ese momento, toda emoción cesó en mí, perdí control de mí mismo, fueron los segundos más largos e intensos de toda mi vida. Mi mano derecha lentamente iba situándose en la parte trasera de mi cintura, los ojos de los espectadores miraban como sabiendo lo que iba a suceder, mis dedos cogieron fuertemente el mango de mi arma, mientras que el dedo pulgar le quitaba el seguro a la pistola. Mi brazo derecho retornaba y se levantaba pistola en mano apuntando el cañón entre los ojos de mi amada. Ella estaba totalmente muda y estupefacta, sus ojos querían llorar pero no lo hacían, mi dedo temblaba al roce del gatillo hasta que el miedo se extinguió dentro de mí y disparé.

Disparé, el ruido del disparo zumbó mis oídos, el cuerpo de mi princesa se desplomó en el suelo. Se oyeron gritos, no me interesó de quiénes eran. Apunté nuevamente sobre la cabeza de mi musa y le pegué tres disparos más, para asegurarme que muriera.

Los gritos eran incesantes, Junior salió del despacho alarmado. Apunté hacia él y le impacté cuatro tiros en el pecho gritando:

-¡Qué se vayan a la mierda todos! ¡Mueran carajo!

Me acerqué a donde estaba Giuseppe, él estaba parado, inmóvil sin decir nada. Lo agarré de los pelos, él se dejó coger y me dijo:

-          ¡Qué haces camarada! ¡Hermano mío, no lo hagas! – Comenzó a llorar. – No me hagas daño por favor.-

Fríamente coloqué el cañón de mi arma dentro de su boca y jalé el gatillo sin ningún reparo para matarlo.

La gente comenzó a abandonar la oficina corriendo como potros salvajes. Retiré la cacerina de la pistola y la recargué nuevamente con la que tenía guardada en el bolsillo interior del saco. Rastrillé la pistola y vi que solo estaba Grettell corriendo, era la última en abandonar la oficina. Disparé tres veces hacia ella pero solo le pegué un tiro en el hombro derecho y aun así pudo escapar.

Miré a mi alrededor y vi un mar de sangre. Junior estaba en el suelo agonizando, su cuerpo se retorcía. Giuseppe se encontraba muerto y mi amada Michelle se encontraba tirada sin vida. Quise acercarme a ella pero en ese momento entró el guardia del edificio apuntándome con un revolver. Yo también le apunté con mi arma. No hubo palabras, solo acción. Él disparó sin pensarlo dos veces y yo también lo hice.

Él me hirió en el pecho haciendo que mi cuerpo se desplome, pero yo lo herí de muerte disparándole directamente en el cuello.  Yo aún seguía consciente y con el arma en mi mano.

Con fuerzas aún, me arrastré por el suelo hacia el cuerpo sin vida de mi amada.

Cuando estuve junto a ella, hice el intento de abrazarla. La vi durante unos minutos, no había nadie alrededor, solo ella y yo. Observé su rostro bañado en sangre, sus ojos hundidos y desorbitados. Su boca abierta en una expresión de dolor y sufrimiento, sus dientes teñidos de rojo. Era un despojo humano pero yo aún la seguía viendo hermosa. Empecé a llorar y a dar gritos exclamando:

-          ¡Nuestro amor no era de este mundo!
-          He hecho lo correcto. Te amé más que a mi vida Michelle. Aún te sigo amando. No pienso vivir en un mundo en el que tú no estés.
-          En unos segundos iré a tu encuentro mi amor.

Agonizaba, estaba punto de perder el conocimiento. Usé las últimas fuerzas que me quedaban, la besé en sus labios sangrientos diciéndole un te amo y llevé el cañón de mi pistola a mi sien derecho. Jalé el gatillo nuevamente con la intención de suicidarme. Para mi mala suerte en ese momento mis fuerzas me traicionaron y desvié el ángulo del cañón al momento de disparar, haciendo que la bala penetre por mi cráneo y salga por el lóbulo ocular derecho. En ese momento perdí el conocimiento pero aún seguía con vida. Lo último que recuerdo es ese zumbido en mis oídos provocado por el estruendo del disparo y a lo lejos sonidos de sirenas de ambulancias y policías que se fueron extinguiendo poco a poco.


“En la vida hay cosas que no eliges. Cómo te sientes por ejemplo. Es cuestión de perspectiva. Todo depende del tiempo y del lugar, amor y amistad, vida y muerte.
Einstein tenía razón. El tiempo es relativo al observador; cuando miras de frente el tambor de una pistola, el tiempo va más despacio y tu vida te pasa por delante de los ojos.
Esto es amor. El amor duele. Estamos dispuestos a sufrir, a morir por aquello que nos importa, por amor, por las elecciones correctas”.[3]




“Diabólico como soy, condenado a la desgracia;
Áspero, terco, irrecuperable villano,
Mi corazón todavía se funde en la miseria;
Y con sinceros e inútiles suspiros veo
A los desamparados niños del abandono:
Con lágrimas indignadas me planto frente al opresor
Regocijándome ante el hombre y su destrucción,
Todo su crimen fue un espíritu indomable.
¡Incluso ustedes, sombras desleales! Vuestra es mi lástima;
Si, para ustedes, donde el bien aparente se piensa como lástima,
Si, para mis pobres, despreciados, abandonados, vagabundos,
El vicio humilde se ha convertido en vuestra ruina.
¡Oh! Pero por mis amigos y la interposición de los cielos
Yo he sido impulsado adelante como tú abandonado,
¡Yo, el más detestado, el más infeliz entre vosotros!
¡Oh, Dios impiadoso! Tu bondad injusta me dio talento,
Y has sido cruel con mis compañeros de barro,
De quienes yo también he abusado.
Si supero a todos los villanos que me precedieron
Solo ha sido por tus dones caprichosos, ciegos”. [4]




[1] Enunciado extraído de: Max Payne 2: The Fall of Max Payne.
[2] Enunciado extraído de: Max Payne 2: The Fall of Max Payne.
[3] Enunciado extraído de: Max Payne 2: The Fall of Max Payne.
[4] BURNS, Robert. Tragic Fragment