Quiero rendir un merecido homenaje a Oswaldo Burga Saldaña, llamado “Pachacutec” en su amada Chosica, cuyo aporte, no solo fue en la literatura peruana sino también en su filantrópica vida de ayuda al necesitado así como en sus obras como alcalde de la ciudad de Chosica.
A continuación paso a citar algunos de sus 20 poemas de su poemario: “El Ruletero Divino” publicado en Enero de 1977 en Lima, Perú. La profundidad de sus versos y el reclamo constante a las fuerzas divinas son sólo la expresión de un hombre desesperado, de una voz solitaria gritando en un desierto lo injusta y desventurada que suele ser nuestra mundana humanidad.
Con ustedes el Ruletero Divino.
EL RULETERO DIVINO
Por Oswaldo Burga Saldaña "Pachacutec".
Gráficos Ilustrativos: Raúl Vizcarra.
I POEMA: RULETERO DIVINO
RULETERO DIVINO
Mejor hubiera sido no saber nada de ti,Los retales de la vida te padecen en el alma:¡Mundo espurio perseguido por ejércitos de báratros sin calma;¡Señor!: tu no sientes la piedad, no conoces el dolor que la vida lleva en sí.Solo sé, que cielo se llama tu fastuosa residencia,Donde no llega el lamento ni la angustia de vivir,En tus últimos rincones no ambula la indigencia,Tu no sabes del martirio que castiga la existencia,Que hermoso es tu destino, que excelente tu existir.Pero; ¡Ruletero Divino!: ¡El Universo va girando sin suerte en tu ruleta!...,¡De tanto rotar este mundo se ha escapado por un inmenso forado!Si nos buscas, tal vez, mirando hacia abajo en cada vuelta,No nos condenes más señor, todo hiede aquí a podrido,Fermenta vinagre la vida con la levadura suicida que de tu cielo ha bajado.Sin embargo te queremos, te busca la esperanza, te comulga la aflicción;Tal vez del veloz bamboleo de la tierra en que va yendoLa plegaria ya no llegue a tu enigmática mansión;Nos vamos llorando desventuras con las manos conteniendo el corazón,Tan lejos sin tener nada de ti, en tu noche de tinieblas padeciendo.Y si fuéramos Señor, quizás, tu esperma en un óvulo fecundo que murió,Concepción de un accidente; secreto que no sabes porque élla se marchó…,Te perdonamos Señor, porque ignoras tal vez nuestra existencia;Somos tus espurios que gritamos entre báratros que no saben de clemencia;¡Padre!: nuestra madre celestial de haber vivido nuestra salvación hubiera sido con su amor que fecundó.Pero, sigue manejando, Ruletero Divino, tu rueda maga de fatal rotación;Que no se escapen tus mundos porque rotaron sin suerte,Y si fueran jalados por el poder de la muerte:¡Sálvate Señor!; perdura en tu cripta de oro por tu genial concepción!,Donde le vele llorando tu hijo que has ignorado: el poeta de la Quinta Dimensión.
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II POEMA: ¡BASTA, SEÑOR, YA BASTA!
¡BASTA, SEÑOR, YA BASTA!¡Basta, Señor, ya basta!... Para qué tanto dolor;no toques más ya la herida,que es una llaga podrida,por donde se fue el amor.Donde estarás, Señor, para buscarte;ya no quieres escucharnos más, Señor.¿No será que te habrás arrepentidode haber hecho este mundo sin sentidoy te alejas y nos dejas con tu error?Las fuerzas del mal van empujandoa este mundo fatal que va rodandosin control en su desventura.Has perdido, Señor, la coyunturay al sepulcro inexorable está llegando.Nos iremos con la muerte, no sé dónde…entre llantos y locuras y qué hacer,ha cedido tu poder y estás vencido,ya no queda sino un mundo enloquecido,no has podido el desastre detener.Si te dicen las barajas de la suertede otro mundo que pudiera renacer,experiencia, Señor, mucha experiencia;dale pan, dale amor, dale tu cienciasi no quieres que vuelva a perecer.
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III POEMA: NAZARENO
NAZARENO
La sangre de tu herida no ha mojado
el roso del mal que furibundo avanza,
si polvo no es tu carne que enfrió con la venganza;
ayúdame siquiera a matar este malvado.
¡De qué sirve, Señor, que tu amor haya intentado
redimir con tu sangre al oprimido,
si de Judas y Pilatos, hoy el mundo se ha tupido
y es un Gólgota la vida del hombre abandonado…..!
Ayúdame, Señor, ¡Oh Rabí de Nazareth!
Yo no tengo a quien pedirle un refuerzo a mi valor,
mataremos este Monstruo enquistado en la miseria,
enquistado está en el hambre del humilde poblador.
Yo iré siempre adelante, tú, cubriendo mi blasón.
Yo hundiré mi daga blanca en su duro corazón
y al final celebraremos nuestra Pascua del Poder.
Ayúdame, Señor, ¡Oh Rabí de Nazareth!
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IV POEMA: ALDEANA
ALDEANA
A las doce de la noche cumples años, Aldeana;
te recuerdo en tu puquial dentro del agua transparente;
tu ropa amontonada sobre el tronco de la orilla,
todo era un despertar de amor con alegría
en torno a tu beldad indiferente.
A veces, arrancando los retoños jugabas con helechos
cual si fueras una ninfa aparecida en el puquial,
las flores y juncos que rosaban tu hermosura,
con las sombras que se mecen en el agua limpia y pura
conformaban el ropaje de tu encanto natural.
Esquiva al amor que se enciende en los sentidos,
acepté sólo amarte con mi amor natural,
como el sol que amanece y al puquial lo perfora,
encendido en la selva de su fresca totora
no deja la huella de su acción material.
Sólo así me pediste que te arregle el corpiño,
tu falda celeste con botones de rojo cristal,
tu blusa blanca de cuello azulino;
y mientras mirabas como algo divino
te había vestido con mi amor natural.
Ya es de noche, Aldeana, te seguiré recordando;
cuando duermas, en tu sueño entraré tal vez
para irnos de nuevo al puquial de tu aldea,
mirar en la orilla tu beldad que cimbrea
y vestirte toda en el tronco otra vez.
Luego envolverte en mis brazos que clama tu santo,
besar tus mejillas o tus labios, tal vez,
sentir tu latido que despierta mi alma,
que tiembla la vida, que se te inflama la calma
y decirte me voy, regreso otra vez.
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V POEMA: PUEBLO HERMANO
PUEBLO HERMANO
Sólo a ti, en el mundo le ha tocado
saber que la vida al dolor resiste,
Cargando una cruz pesada apareciste
y mueres sin piedad crucificado.
La Cruz que va en tu lomo no es de palo
ungido con tres horas de agonía;
es la ira con que Dios te arrojaría
como culpa de su error, en lo creado.
Eres obra sin amor, eres espurio…
Dios no sabe donde estás, no mira abajo;
trabaja pueblo hermano, que tu Dios es el trabajo,
él no más te salvará del vil tugurio.
Sólo así modelarás un nuevo barro
que no sea con un soplo condenado,
comerás de tu lucha, sin pecado
el pan con tu esfuerzo laborado.
Entonces la cruz de tu lomo habrá caído
hecha astillas que se pierde en lo finado
y al Cielo le dirás: ¡ME HA LIBERADO!
DIOS TRABAJO que en mi nervio se ha metido.
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